Euro: ¿final del ciclo alcista?

Carlos Risso

por Carlos Risso

sábado, 07 de mayo de 2011

El mercado cambiario internacional nos regala constantemente diferentes y cambiantes alternativas y a diario nutrimos nuestros archivos de distintos análisis que buscan o intentan explicar dichas fluctuaciones a través de gráficos, indicadores ó declaraciones de funcionarios ó responsables de las principales economías del mundo.

Hoy día, una de las principales variables que más llena espacios de análisis es la cotización del euro, quien genera desde su creación allá por 1999 una suerte de alternativa real ó virtual de disputarle al dólar su condición de moneda de referencia, sufriendo y gozando en su camino al compás de un sinfín de variables que la fueron y la siguen condicionando.

Luego del éxtasis de mediados del 2008 en donde llegó a su techo de 1.60 frente al dólar, la divisa comunitaria comenzó con un período oscuro de la mano de un mundo que por ese entonces se caía estrepitosamente al compás de la crisis de las hipotecas, que con inicio en los Estados Unidos terminó golpeando gravemente a la mayor parte de las economías y principalmente a las más desarrolladas.

En menos de dos años – fines de mayo del 2010 – la moneda comunitaria caía un 25% hasta llegar a 1.20, en medio de una crisis en donde muchos de los países socios se esforzaban por no caer en defaut, con gravísimos conflictos internos de sociedades negadas a consentir ajustes y con pronóstico reservado sobre su salud.

Sin embargo el enfermo se fue recuperando, pasó de terapia intensiva a intermedia y lentamente fue entrando en una etapa floreciente más que por mérito propio por la ayuda de otras economías en especial la americana que no lograba encarrilar sus indicadores y sufre hasta hoy para poder ordenarlos.

El euro inicia el 2011 en 1.3350 en su relación frente al dólar. Pocos igualmente apostaban a una mayor apreciación en vista que la situación de alguno de sus integrantes cada vez se agravaba más: Grecia, Irlanda y Portugal se anotaron en el plan de ayuda que el FMI y BCE abrieron en conjunto para las economías en riesgo y no pasó mucho tiempo para que fueran llamadas para asociarse a ese club que poco prestigio les aportaba no sólo a ellos individualmente sino a la zona en general.

España en tanto, con la papeleta de suscripción abierta, sigue dudando hoy entre ir a golpear ó esperar a que la llamen.

Pero el euro tenía viento de cola y seguía alimentando subas, y la caída que muchos anticipaban se fue demorando, postergando e incluso ignorando.

A mediados de abril con el euro en 1.44 el BCE resuelve aumentar la tasa de interés en ¼ punto llevándola al 1¼% y dejando la sensación que ese era el primer aumento de una seguidilla que muchos anticiparon en vaticinar que llegaría al 2% a fin de año.

El euro trepó entonces hasta 1.4850, a principios de mayo, ganando un 11% en el acumulado anual y el horizonte de 1.60, su máximo histórico ya no era una quimera y muchos ya hacían conjeturas sobre el momento en que lo alcanzaría. Los desequilibrios de Grecia, Irlanda, Portugal y España parecían haberse barrido debajo de la alfombra y nada podía hacer que la avidez por la moneda comunitaria se frenara.

Sin embargo, en esa primera semana de mayo, el anuncio del BCE omitió para muchas dos palabras fundamentales para lo que a la postre sería el comienzo de la caída del euro: “vigilancia extrema” ó “estrecha vigilancia” y si bien no escatimó en reconocer las presiones inflacionarias en la zona, descartó una suba de tasas para junio, lo cual no cayó nada bien en los mercados.

Las ventas de la moneda de la euro zona no se hicieron esperar y su caída en apenas dos días de casi el 4% hasta llevarlo a 1.4330 puso sobre el tapete la discusión sobre cual será su futuro; si esta primera reacción bajista es propia luego de la postergación de la suba de tasas y es una simple corrección lógica de una tendencia que sigue siendo alcista ó si en definitiva este es un cambio de tendencia y un nuevo ciclo bajista comienza.

Nuestro pensamiento al respecto se aferra más a esta última posición.

Creemos que la postergación de la suba de la tasa de junio a julio ó agosto como lo anticipó el presidente del BCE, si bien fue determinante para una corrección ó una baja del tipo de cambio, no pudo ser el factor principal para una caída del 4% en apenas dos días, más aún cuando el euro vino subiendo desde principio del año desde 1.3350 hasta 1.44 (11%) el 11 de abril cuando justamente se produjo el aumento de los tipos de interés.

Por ahí se metió una noticia llegada desde Alemania y luego desmentida, de que Grecia estaría mirando con cierto grado de beneplácito su salida de la euro zona, algo de lo que se había venido escuchando tiempo atrás no sólo del país helénico sino de Portugal y de Irlanda inclusive, aunque todo haya quedado en simples afiches difíciles de concretar. Más de lo mismo.

Pero más allá de una u otra explicación creemos que ambas, juntas o separadas simplemente fueron el pretexto, la excusa perfecta para un mercado que ya había dado mucho más de los que muchos esperaban, con fundamentos que casi inexplicablemente se mantenían sin modificaciones respecto a cuando se le pronosticaba un futuro de 1 a 1 y que sin darse cuenta habían llegado a ver un horizonte de record histórico con una mochila de penurias sin ajustar.

El mundo en general y la zona en particular pudieron haber mejorado en algo su maquillaje pero en el fondo siguen manteniendo las mismas condiciones de hace apenas unos pocos meses atrás y por lo tanto lo que subió casi exageradamente, no tiene razones valederas para sostenerse.

Vemos a partir de lo sucedido un cambio de tendencia, que muy posiblemente igualmente nos lleve a ver reacomodamientos interesantes en la cotización de la moneda comunitaria, con volatilidad importante y picos en los precios que pueden generar engañosas apariencias.

Si nuestra visión no está equivocada ó no nos encontramos con imponderables económicos ó políticos que cambien abrupta e inesperadamente el panorama actual, es muy probable que a partir de este momento cada suba del euro se pueda transformar en una muy buena oportunidad de venta. Y habrá que estar atentos.

Hasta la próxima