¿Participación en las ganancias o cogestión?

Eduardo Barreira Delfino

por Eduardo Barreira Delfino

martes, 16 de noviembre de 2010

Se viene debatiendo el proyecto presentado por el diputado Héctor RECALDE, asesor de la CGT, sobre participación de los trabajadores en las ganancias de las Empresas, tanto del sector privado como estatal.

La iniciativa, a mi criterio, tiene un tinte meramente político y voluntarista, sin que exista verdadera vocación de distribuir las ganancias empresariales en beneficio de los trabajadores.

Además, comprende una serie de confusiones conceptuales y omisiones procedimentales, que hacen inviable el proyecto tal cual esta planteado.

Las incongruencias que surgen paladinamente serían:

  • El proyecto abarca a las empresas privadas pero también a las estatales, lo que llama la atención porque la historia de los últimos 40 años nos indica que las empresas estatales han sido y siguen siendo ejemplos notorios de ineficiencia de gestión y administración (hoy tenemos el caso de Aerolíneas Argentinas).
  • El proyecto comprende también a las PYMES, lo que resulta curioso, dado que en el mundo moderno la participación en las ganancias empresariales solo están reservadas para las grandes empresas; no debe olvidarse que la gran mayoría de las PYMES que operan en nuestro país, yuxtaponen las necesidades propias de la empresa con las necesidades de carácter familiar, lo que significa que sus dueños cumplan el doble rol de capitalista y trabajador.
  • Por otro lado, el proyecto resulta discriminatorio, ya que margina al 40 % de la población activa que presta sus servicios laborales de modo totalmente informal; pero también discrimina entre los trabadores formales, según trabajen en empresas altamente productivas y con tecnología de avanzada o en empresas de servicios y apoyo logístico.
  • Otro aspecto crucial es ¿cómo se define la ganancia a repartir?, las puramente contables, las líquidas y realizadas, las ficticias que surgen de inflar las presentes a costa de las futuras, la aplicación de la fórmula EBITDA. Este es un tema que debería determinarse sobre bases técnicas, ciertas, precisas, concordantes y uniformes. La contabilidad creativa es altamente seductora, puesto que generalmente puede llevar a distribuir ganancias cuando en realidad no las hay y ello conlleva a la descapitalización de la empresa.
  • Que sucede con las ganancias que se destinan a financiar la expansión de la empresa (sobre todo en épocas de crisis, donde el autofinanciamiento se transforma en vital herramienta de supervivencia). ¿Sacrifico el futuro por un presente efímero o consolido el futuro mediante una planificación estratégica de crecimiento empresarial?
  • A través de la repartición generalizada de las ganancias, ello puede significar conspirar con la creación de empleo, ya que los trabajadores en actividad y beneficiarios del régimen tratarán de evitar y congelar toda nueva incorporación de trabajadores, por la sencilla razón de mantener que la mentada distribución sea compartida por el menor número de trabajadores.

En definitiva, el proyecto resulta totalmente inviable en las condiciones actuales del país, signado por el crecimiento de la inflación, la ausencia de proyectos y el lógico freno de las inversiones.

Yo intervine en un diseño de repartición de las utilidades en una empresa importante (1.900 trabajadores), durante los años 1974 y 1975, pero no pudo ser implementado por negativa de los sindicatos intervinientes, a quiénes solo les interesaba poder “cogestionar” la empresa y no que los trabajadores se vean realmente favorecidos por la distribución de las ganancias de la empresa. En este sentido, nadie puede dudar que los sindicalistas no están preparados para gestionar negocios ni les interesa, atento las responsabilidades empresariales y personales que ello implica. Su función institucional es otra: cuidar el trabajo existente y, principalmente, perseguir su incremento, de modo de incluir socialmente a aquellas personas de trabajo precario o en negro o sin trabajo (aproximadamente un 40 % de la población activa).

Creo que iniciativas de tales características, únicamente pueden provenir de cada empresa, en función de su realidad económica, financiera, productiva y de proyección en el mercado en el que actúa. Otro esquema no es viable, no es realista sino meramente abstracto y demagógico.

Téngase presente que el sindicalismo se nutre y tiene su razón de ser en la medida que existan conflicto entre la Empresa y sus trabajadores. Ergo, por simple instinto de supervivencia no le conviene que tales conflictos se diluyan y desaparezcan; todo lo contrario, hay que incentivarlos o crearlos para poder continuar siendo protagonistas.

Es menester “recordar” que desde el advenimiento de la democracia hasta el presente (27 años), nunca la Argentina sufrió la mayor destrucción de empleo y de fuentes de trabajo, como es de público y notorio.