El saber perder, enseña

por Carlos Risso

lunes, 16 de julio de 2007

El análisis sobre las variables económicas, políticas y sociales y su propia intuición ya definieron la estrategia.

El trader siente como un mandato supremo el momento de tomar una posición y la adrenalina que recorre su cuerpo en la medida que va efectivizando esa orden, es uno de los momentos más sublimes en su vida.

Comprar una moneda, un título ó una acción, supone en su mente un rápido raid alcista posterior a la misma para concretar una utilidad que nunca estuvo en duda.

Es casi imposible pensar en un mercado contrario a su expectativa.

Sin embargo, esto último pasa, porque el mercado es el resultado de dos fuerzas: una compradora y otra vendedora y muchas veces el poder de la contraria a los intereses del trader en cuestión es superior y termina definiendo una tendencia de mercado.

Un trader comienza a ser un buen trader cuando, más allá de su intuición y análisis para tomar una posición de riesgo, evalúa también hasta donde se permitirá cuantitativamente mantenerla cuando el mercado no lo acompañe ó le juegue en contra.

Es imprescindible cuando se toma una posición tener preparada una estrategia para asumir la pérdida.

No se es un mejor trader simplemente por tomar posiciones audaces con volúmenes importantes por la mera especulación y sin protección de riesgo, que en algún momento pueden dar resultados positivos, pero que en caso contrario pueden generar pérdidas muchas veces incalculables para la empresa, banco ó institución a la que se le represente; sino que será mejor quien también siendo agresivo, se permita asumir una derrota y fije los parámetros adecuados para efectivizarla llegado el momento.

En muchos años de mercado hemos conocido operadores (no buenos), notables formadores de precios por volúmenes muy importantes, que perdieron grandes sumas de dinero del orden personal, que llevaron a la bancarrota más de una empresa por no asumir en tiempo y forma una pérdida por posicionamiento de una divisa, que destruyeron familias propias y ajenas por no hacer efectivas las armas que el mercado pone en nuestras manos y en nuestro conocimiento.

Es lo bueno de los mercados, tienen herramientas de juicio, de control, ajenas a los sentimientos de los actores y quien más y mejor las utilice, mejores resultados tendrá.

Hasta la próxima.

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