TRANSANDO LA QUIEBRA

Staff ZonaBancos.com

por Staff ZonaBancos.com

martes, 02 de marzo de 2004

Durante el mes de marzo, vencerá parte de nuestra reformulada obligación con el FMI. Como no podía ser de otra manera, dicho organismo ha destacado el carácter improrrogable de la misma. Lo contrario implicaría una debilidad improcedente en la presente instancia.

Argentina deberá demostrar que su repudio puede ser afectado solo marginalmente; y ello, siempre que un aporte de los Estados acreedores compense el sacrificio y legitime nuestra postura. Algo así es fundamental, pues una convalidación tamaña, provocaría el “efecto desengaño” que pronosticara en Purgatorio 52: La hora del espanto. Si el aporte se destinara al pago de acreedores especiales (ancianos, inválidos, etc.), la lesión en la moral de los picapleitos foráneos y sus sodomizados patrocinantes sería ciclópea, porque los enfrentaría a la suerte que espera a quienes caigan en las generales de la ley.

Algo pareciera haberse gestado en Caracas, mientras el Cnel. Chávez mostraba a nuestro primer mandatario como se trata a la oposición. Dicho viaje, además de confirmar la ineptitud del Canciller argentino para prever el devenir externo; permitió que Argentina y Brasil avanzaran en un precario entendimiento sobre el tema de la deuda. Nótese que México y Chile, países con trato imperial preferente, estuvieron ausentes. Llamativamente, los líderes del Mercosur acordaron encontrarse en San Pablo... el día siguiente al vencimiento de marras.

Un sudor frío debe haber bañado el cóccix de Herr Köheler...

Es que para él, la situación es muy incomoda. Representa a un Estado con miles de habitantes fulminados por nuestra defraudación; y paralelamente está secundado por la Sra. Krueger, que por motivos de diversa índole, oficia como primera abanderada de nuestro incumplimiento. Especulo que contrariamente a su jefe, esta astuta dama sigue un camino más pragmático e inteligente. Analicemos.

“Annie” sabe que los organismos de crédito fueron gestionados con impericia patológica, y probablemente, con pantagruélica corrupción. No en balde fue en Latinoamérica, que representa escasamente un 5% de la economía y el comercio global, donde colocaron en conjunto, dos tercios de su capacidad prestable. Y ella sabe que cuando la recuperación de la tasa real desplome los términos de intercambio, todos estarán en un serio aprieto. Es que habiendo comprometido tal porción del capital, con legitimidad cuestionada y rechazando los EEUU cualquier mancomunidad de intereses planetarios; hablar de capitalización suena pueril.

El conocimiento de la situación de caja, y la lesión relativa que nuestro default provoca en los intereses europeos, hizo que “Annie” transformase la admonición contra el “moral hazzard” en un artículo de fe. Pero note que si esto terminara en una degradación de esos entes (cuando no en su extinción lisa y llana), ésa mujer cosecharía los vítores y aplausos del fundamentalismo yankee. Y en caso contrario, los laureles por haber limitado el perdidoso negocio latinoamericano... ¡también caerían en sus férreas manos!. Brillante.

Dios sabe que me avergüenzo de la liquidación patrimonial habida en Argentina, tanto como de la solución que nuestra secular estupidez colectiva pretende darle. Sin embargo, conciente de que hemos tomado decisiones que impiden dar marcha atrás en lo actuado; intentaré anticipar el curso de acción, que aún con las restricciones imperantes, permitiría sacar provecho de esta desgraciada circunstancia.

Conciente de que el tenor de las presiones anticipa la recta final, condicionaría un aumento de nuestro ahorro primario anual, nunca superior a USD 700MM; a una ayuda de los Estados perjudicados que permitiese abonar a los intereses devengados a la fecha. Exigiría que eso se instrumentara mediante la compra de bonos defaulteados, que se canjearían a los subrogados por perpetuidades a tasa fija y redimibles a juicio del deudor, pero solo en licitación internacional y contra exportaciones del país. Luego, y excepto que hubiera sanciones comerciales, no haría absolutamente nada. Ni pagar, ni negociar.

La diversidad de intereses en juego, hará que las “palomas” impidan que la perturbación financiera contamine al comercio internacional; y que los “halcones” prefieran ocultar el “efecto vidriera” que entre los demás deudores, puede provocar un defraudador consuetudinario cuando asume el costo de un monumental e innecesario superávit de cuenta corriente.

Naturalmente, aceptaría que todo fuera promocionado como el correctivo impuesto a una conducta impropia.

Triunfar en la sustancia y ceder la apariencias. Es que como dijera el príncipe von Metternich “En los momentos de mayor desesperación, es cuando debe obtenerse la máxima ventaja”.