CONFUSIONES ONEROSAS

Staff ZonaBancos.com

por Staff ZonaBancos.com

viernes, 27 de febrero de 2004

Aún con humanas miserias he tratado de asumir mis errores, antes que otros, gentilmente, me los hicieran notar. Puede que lo repita, ya que postulo aceptar el lucro cesante imprescindible, para evitar un daño mayor.

He recomendado asumir riesgo local, pero no a tontas y a locas; sino subordinando la acción a dos condiciones: laxitud monetaria yankee y superávit comercial argentino. Mientras aquella expansión crediticia se prolongue, y nuestro comercio pueda usufructuarla, comprar o mantener será provechoso. Es que destruida la moneda, la provisión de fondos queda circunscripta al sector externo; e impedidos de expandir la producción por carecer de orden jurídico, el excedente anida en la miseria y los precios internacionales.

Por lo tanto, no sería imprudente salir del mercado ante riesgos críticos. Que la FED tome un rumbo astringente... o le sea impuesto; o de que fueran obstaculizadas nuestras exportaciones para que reduzcamos el provecho de nuestro vergonzoso proceder, serían ejemplos válidos de tales avatares. Digo esto, porque nunca debe confundirse sesgo con nivel de precios.

El sesgo abreva en factores microeconómicos y técnicos que orientan las cotizaciones a mediano plazo. En Argentina, esa tendencia debiera ser ascendente mientras la clase política duerma ocho horas diarias. El nivel de precios, en cambio, debe ser consistente con el ingreso, el interés y la paridad cambiaria, todos ellos mensurados en términos reales. Es posible que pese a un cambio monetario global, el sesgo se mantenga. Pero es improbable que los niveles de precios salgan indemnes de ello; porque alterar la preferencia temporal, modifica su cuantía presente.

En función de lo indicado, decodificar correctamente el discurso de la FED, deviene en algo crítico. Y nótese que tiempo atrás, el interés real negativo iba a mantenerse “tanto como fuera necesario”; mientras que ahora se dice que el ente rector “tendrá paciencia”. No es lo mismo, señores. El Tío Sam ha notado que el riesgo de que la “ilusión monetaria” se esfume antes que la reactivación se consolide, está presente. Esto porque ningún orden social es compatible con una política que destruya recursos sine die; y una política que basada en tal despropósito, es incompatible con cualquier nivel de precios. No lo olvide...

Terminado el punto estratégico, abordaré el táctico.

Preste atención a los hechos que signen la renegociación del pasivo público; porque el mercado, desde el relajamiento de nuestra otrora inflexible postura, cayó en un idilio orgásmico con la semiótica oficial. Y tal algarabía puede obedecer a una confusión entre voluntad de pago y gestos de buena voluntad. Es que aceptar en el comité bancario una entidad yankee que lucró con nuestro empapelamiento, y cuyo pope secundó al Dr. Caballo cuando el Megacanje; habilitó elucubraciones de inquietante puerilidad; reforzadas todas, por una sutil promoción de opciones que suavizarían nuestro repudio.

El mercado puede estar errando nuevamente, respecto del calibre moral y técnico de la dirigencia política.

Avalan lo dicho, inolvidables acontecimientos y fundamentos incuestionables. La experiencia de la clase política sobre fiscalidad y régimen monetario, es clave. La jauría ha internalizado, que el sesgo impuesto por las instituciones políticas al presupuesto público y la regulación económica, es incompatible con un quantum monetario determinado por terceros. De ser así, la restricción presupuestaria podría emerger incluso para la clase política; y eso, a no dudarlo, no será tolerado. El sistema monetario deberá admitir la socialización dinámica de ese quebranto.

Pero aún flotando el cambio, una economía sin respeto por la propiedad quedaría a merced del libre fluir de los capitales; hecho éste, impuesto por exigencias extraterritoriales. El gobierno que pretendiese financiar lo infinanciable, vería como una devaluación fulmina su base social; y el que deseara diferir tal acontecer con alquimias monetarias, vería como una apreciación lesiona su sostén material. La única posibilidad de patear para todo para adelante es ser cambiariamente flexible pero financieramente restrictivo. ¿Cómo lograrlo cuando restringir el flujo de capitales nos fue prohibido por el poder mundial?.

Simple. Haciendo que el ente que garantiza el cumplimiento de nuestra Constitución; avale nuevamente a la confiscación, como un instituto legítimo y legal de nuestra institucionalidad financiera. Esa es la restricción que impide llevar la voluntad de pago, más allá de lo gestual.

Además, una atención de la deuda favorable al crédito, distraería fondos de la construcción de poder político; único objetivo éste, capaz de brindar la paz interior que nuestra casta política requiere para gobernar.