EL TOMA Y DACA FINAL

Staff ZonaBancos.com

por Staff ZonaBancos.com

miércoles, 11 de febrero de 2004

Semanas atrás, en ¿Cómo?¿No era gratis Júnior?, expuse una hipótesis sobre la relación con EEUU: “Es probable que hallamos incumplido, o reinterpretado “a piaccere”, algún compromiso expresa o tácitamente asumido, durante la negociación con el FMI”. Sobre sus consecuencias, arriesgue: “No será lo mismo un oportuno olvido, que una presión tendiente a rectificar lo actuado. Ni una sanción simbólica, que soltar nuestra mano en medio de la negociación externa”.

El Subsecretario del Tesoro estadounidense, ha develado el misterio: solo hubo una presión tendiente a rectificar lo actuado. Sin duda, EEUU mantiene una postura favorable a la Argentina, hecho que puso de manifiesto con la presión del Departamento de Estado sobre el Juez Thomas Griesa. Pero pretende que nuestro rimbombante gobierno, despolitice la cuestión y le permita operar sobre el G-7 para cerrar el tema.

He dicho en más de una oportunidad, que el default argentino tiene para el Imperio una utilidad dual. Lesiona la legitimidad de los organismos financieros supranacionales; y además, por la ínfima exposición yankee en nuestra debacle, daña en términos relativos a la UE. A tal efecto, el “moral hazzard” no es más que una excusa rebosante de moralina. Pero ahora viene la parte álgida de la pelea. Aquella en que es probable que recibamos presión de todos lados, incluida la Unión; porque en ella se juega “la parada”.

El cumplimiento de los pactos y la libre circulación del capital, son intereses globales permanentes. Preservándolos, puede que el servicio de una deuda se logre sin desembolsos, aunque no sin costo; y por otra parte, imaginar que una dosis mayor de “malevaje” favorecerá nuestros intereses, es una imbecilidad que solo podrían avalar los extremos ideológicos que destruyeron la Argentina. Llegó el momento de ser respetuosos, ceder un poco... y salirnos con la nuestra. ¡Menos bombo y más cerebro, señores!.

Las privatizadas saben que perdieron, pero que con tiempo y paciencia, pueden salvar la ropa. Los acreedores saben que van a tener una propuesta ligeramente mejor... ¡pero no dos!. EEUU necesita que éste sainete termine rápido, para que no se constituya en el ejemplo a imitar por los Estados miserables. El FMI sabe que le pagaremos “el día del arquero”, pero su burocracia, transará todo con tal de mantener el sueldo. Las empresas yankees están en la gatera para manotear los restos de nuestro naufragio, tal como muestra la adquisición de OCA. Ahora bien, ¿cómo debiéramos actuar para transformar este default en el repudio anhelado, sin empantanamiento ni innecesarias humillaciones?. Debe haber un toma y daca...

Las privatizadas y sus gobiernos no tienen opción, porque si los contratos se caen... ¡el Tío Sam los manotea!. Es lógico conceder tarifas que restablezcan una rentabilidad operativa de tipo internacional en dos o tres años, a cambio de que retiren las demandas radicadas en el CIADI. Al fin y al cabo, también deberíamos concederlo a otro inversor; y de no hacerlo, cargaríamos además con fallos adversos que a la larga, equivalen a nuevo endeudamiento.

Los acreedores no pretenden capital, sino una renta “step-up”. Domestíquese al cocodrilo que tiene en el “bolsillo único” el Dr. Lavagna, y propónganse perpetuidades y rentas vitalicias. Interés si, amortización no. Para obtener esto deberemos pagar algo, pero solo con un préstamo que no salga del FMI. Porque eso alejaría el favor de EEUU, que no quiere capitalizar al Fondo, sino debilitar a los Estados nacionales de los acreedores sodomizados... ¡a la sazón, sus adversarios!.

Puede que tal objetivo requiera un nuevo default con el Fondo. Seremos sancionados, pero difícilmente se prolongue la agonía. Postulo que si sostenemos un tiempo esa posición, el Imperio terminará conminando al G-7 con tal de evitar el “efecto vidriera”. Esto termina cuando los Estados soberanos de nuestros acreedores se solidaricen con sus ciudadanos. El Fondo debe ser desautorizado sine die, pero con educación de cortesana y sin lesionar su haber. No olvidemos que nuestra principal aliada es la Sra. Krueger, que defiende el repudio por su obtuso fundamentalismo y por razones de mandato político.

Cada concesión de servicios caída, debe ofrecerse a una empresa estadounidense, y solo si no hay interés, adjudicada a entes nacionales o de otra nacionalidad. Más allá del egoísmo de los móviles imperiales, pretender que esa ayuda quede sin retribución; sería una estupidez reñida con la picardía criolla. Por último, a la hora de conceder y recibir hay que limitar la presión del populacho sobre nuestros negociadores, aunque para ello debamos refinanciar a Clarín.

Fuera de lo dicho, solo dos hechos pueden ensombrecer el horizonte: una astringencia monetaria en EEUU, o eventuales sanciones comerciales de Europa. Nada, excepto eso, puede alterar el destino...