por Staff ZonaBancos.com
viernes, 16 de enero de 2004
“Desprecias la realidad. Sugiero que abandones tu falso principismo o pronto pagarás el costo...” así terminaba La espera 29. Hay que reconocer, Júnior, que hiciste un gran esfuerzo al respecto.
Aquella admonición trataba de preservarte del excepcionalismo norteamericano, esa manía de exportar tus instituciones que podía llevarte a confundir victoria con orden estable... y éste último requiere aquiescencia, no bayonetas. Pero aún con errores, tu política comienza a rendir frutos. Veamos...
Corea del Norte terminó aceptando la inspección de sus plantas nucleares; y para una dictadura así, la impugnación pública de sus objetivos de seguridad, sean reales o hipotéticos, erosiona su legitimidad y aviva elementos centrífugos. Eso provocará su aislamiento externo y abrirá el camino de la reunificación. Japón lo mirará con desconfianza, pero al fin y al cabo, que mejor que ser aliado de ancestrales enemigos...
También el Gral. Kadhafi tomó nota de tus declaraciones. Cuando colocaste a Libia junto a Siria y Cuba, como miembros del segundo “eje del mal”, provocaste su inmediata y oficial renuncia a una política nuclear independiente. Eso aumentó el aislamiento de Damasco; máxime con el terremoto de Irán, que volcará los esfuerzos de ese país hacia la reconstrucción, en vez de crear molestias “extra muros”. Tu causa parece justa a los ojos del Señor.
Además, las noticias sobre Irak están cambiando. No solo ratificaste la voluntad nacional con tu viaje sorpresa, sino que pusiste a Saddam tras las rejas. ¡¡¡Bravo, muchacho!!!. Pero más importante que su captura, fue la forma en que tuvo lugar. El dictador fue vendido por un lugarteniente que mandaste al otro mundo sin pago de recompensa. ¡Roma no paga traidores!. Si un miembro del alto mando insurgente vendió a su “líder indiscutido” a cambio de una promesa, es porque hay entre ellos incertidumbres profundas. Sus bajas comienzan a ser tan altas como las tuyas, hecho que el silencio de la prensa confirma.
Maquiavelo enseñó que los Estados habituados al mando de un gran señor, son difíciles de capturar, pero fáciles de retener cuando se logra consolidar un polo de poder. No pretendas la felicidad ni el respeto irakí, son objetivos inalcanzables. Como muchos otros pueblos, te odiarán por siempre. Limita tu incursión a consolidar un enclave militar que asegure y abarate el abasto petrolero. No olvides al Kurdistán, y electoralmente hablando, piensa que tus muchachos deben volver a casa antes de la presidencial.
No presiones a Israel, o los demócratas explotarán el voto judío en tu contra. Tu declaración sobre la prescindibilidad del Sr. Arafat fue oportuna. Pero no olvides que tu objetivo es la independencia palestina. Quid pro quo. Garantiza la seguridad judía y obtendrás su aprobación. Sumando presencia militar en la zona, al debilitamiento sirio, y transformando la guerra contra el terror en una política de Estado, vas por el camino correcto. No imagines una paz duradera, ni pactos sinceros. Son imposibles entre quienes hacen del odio su razón de ser. Contén el conflicto, equilibra los poderes y aparece como el gran pacificador.
El crudo es vital. Bajar el precio de las materias primas, implica subsidiar al G-7, y eso te dará ascendiente. Además, disminuirá los riesgos inflacionarios que Mr. Greenspan y el FMI te recrimina. ¡No los escuches!. Nada saben de política, ni están sujetos al juicio electoral que te atormenta. ¿O acaso no ven que no hay alternativa?. Monetiza y deja que el Dow capitalice devaluación y expectativas. Pero no olvides que disminuir la presión que el déficit y la deuda imponen al mercado, es lo único que dará sostén genuino a la reactivación que necesitas. Limita tus objetivos bélicos y céntrate en la seguridad doméstica. Deja los problemas para tu próximo mandato, y en lo inmediato, cosecha laureles.
Tu reelección es el objetivo excluyente. No hay demócrata capaz de desafiarte. Hoy representas los sentimientos y el hastío de los millones de compatriotas cansados de pedir permiso a un mundo que vive criticándolos, pero que toca su puerta cada vez que tiene problemas. Ese es tu único capital...
Aumentar la presión cambiaria sobre los vetustos imperios europeos, puede resultar benéfico. En lo inmediato, no podrán consumir lo que producen. Un dólar débil lesionará tanto su economía como su fiscalidad. Juzgada en términos relativos, un traspié así mejorará tu posición tanto como el orgullo de tu gente. Además, si no se ajustan, cargarán con el peso moral de una vuelta al proteccionismo.
¿Qué puedes perder? ¿Qué opciones tienes?...
Si logras que el Imperio sea identificado con tu persona, serás el fundador de la Paz Americana.
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