por Staff ZonaBancos.com
lunes, 05 de enero de 2004
Confundidas huestes del Apocalipsis intentan difundir oscuros pronósticos sobre el devenir de la Argentina.
No niego que podamos enfrentar circunstancias adversas. Pero fundamento la categorización indicada, en que no será el motivo que esgrimen, la causa de tal acontecer. Conformadas básicamente, por analistas financieros afines a la “claque liberal” y agiotistas sodomizados por el default, arremeten contra la ciencia con la fe de un cruzado. Fueron los “patos de la boda” del crac argentino; algunos en la faz intelectual, otros en la financiera; y unos pocos... ¡en ambas!.
Estos analistas, que aplaudieran a rabiar la vuelta del insano Alquimista, no entendieron que su retorno de Europa con las manos vacías anticipaba el fatal fracaso. Ni que el “Déficit cero”, insensatez tan aplaudida como el default, era la reivindicación ortodoxa que suele anteceder estos desastres. Su pecado no fue teórico, pues cualquier abstracción “cierra” si se omiten las restricciones dominantes. Lo fue en cambio, en lo que respecta a la praxis. Jamás comprendieron que la cadena se iba a cortar por el eslabón más débil... que no era precisamente el sistema político.
Merced a su predica, el sector financiero pudo liquidar parte de la basura que el déspota exiliado le entregara a cambio de los fondos que diferían su funeral político. Cada desplome era vendido como “oportunidad de compra”. Imagínese, si Argentina había comprometido un 15% de renta; pagar el titulo al 80% era una operación excelente, pero abonarlo 30% era el maná... ¿no?. Y miles compraron. Ahora, quienes les hicieran perder hasta la esperanza, aconsejan una espera solo útil para quienes adquirieron cuando el “derrumbe”. Pasa que el silencio cuesta, cuando el pecado no puede expiarse...
Los estafados directamente quieren venganza. Aspiran al fracaso de sus victimarios, aunque éste arrastre a la sociedad toda. Mancillados en su dignidad, arden por justicia, por un castigo para quienes destruyeron sus recursos junto al orden jurídico argentino. Por eso azuzan el cuello de botella, que según sus cálculos, abortará esta holgura el año próximo, cuando comiencen a vencer los títulos emitidos por los Dres. Duhalde y Lavagna, durante el período que iba a enterrar el crecimiento basado en deuda.
Yerran al no condicionar su pronostico al endurecimiento de la política monetaria imperial, único acontecer que podría alterar nuestros fundamentos con un sesgo e intensidad, capaces de abortar la actual dinámica. Si ese hecho no tuviese lugar antes de dicho vencimiento, éste no marcaría el principio del fin, sino el inicio de otra fase ascendente en el ciclo argentino. Permítame explicarle...
Una crisis de pagos hace que el ingreso se contraiga hasta que la cuenta corriente o el ahorro local, la menor de ambas restricciones, pueda sostenerlo. Algunas veces, la recuperación queda presa de una insuficiencia de divisas que impide la importación de insumos críticos. No es nuestro caso, pues al liquidar la propensión a invertir, pulverizar el ingreso popular y repudiar los compromisos, la demanda de cambio fue anulada. En otros casos las divisas existen, pero no el capital suficiente para apuntalar la recuperación. Tampoco es nuestro caso, porque la fuga de capital que engrosa las cuentas “extra muros” de nuestra burguesía nacional, garantiza que la demanda local pueda crecer a expensas del sector externo. El devenir electoral quebrará la restricción ideológica que separa a esta “nueva economía”, de tal decisión...
Ampliaré mis argumentos, apelando al análisis del sistema financiero. Una banca quebrada no tiene independencia frente al prestamista de última instancia. Además, otra Corte oficialista (¡y van...!) aniquila la igualdad ante la ley, frente a deudores que en su ambición por lo ajeno, se mostraron cuando menos voraces. Ahora bien, habiendo capacidad ociosa y una justicia que adecua sus fallos al rédito político ¿será la banca un obstáculo para el fondeo estatal?. ¡¡¡De ninguna manera!!!. El Estado, que evitó su desaparición, pronto se consolidará como primer demandante de crédito. Y augurando los pronóstico un crecimiento de los depósitos superior al de los prestamos ¿qué harán las entidades con el excedente? ¿comerlo?. No. Lo prestarán al gobierno a cambio de una usura que compense sus quebrantos, sin necesidad de que nuestros legisladores se sonrojen al aprobar una indignidad tamaña.
Además, la solvencia estatal aumentará con los activos e ingresos de las AFJPs. Para ello, solo es necesario asumir obligaciones previsionales que carecen de costo actual y producen un rédito electoral imprescindible. Por último, recuperar las ”joyas de la abuela” y subastarlas, darán al Tesoro una holgura que estos “gurues” ni siquiera imaginan. No perciben que las restricciones fiscales y externas han desaparecido; y que la bancaria será resuelta con emisión.
Quédese tranquilo, mientras la FED monetice todo, la nueva deuda será atendida en tiempo y forma, tal como sus tenedores merecen. Ah, los agoreros de siempre... ¡es una lucha!.
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