VINO NUEVO EN VIEJOS ODRES

Staff ZonaBancos.com

por Staff ZonaBancos.com

lunes, 17 de noviembre de 2003

Cuando un daño se torna irreparable y la confrontación con esa realidad puede provocar traumas dañinos, la mentira adquiere una naturaleza piadosa, que merece, hasta la comprensión litúrgica. Es que para el humano, fingir conformidad es más fácil que aceptar la impotencia. Ribetes de tal naturaleza están tomando nuestras políticas fiscal y financiera. En la eterna comedia argentina, los actores retoman un libreto por muchos olvidado; pero de eterna vigencia para quienes hacemos de su compresión, un provechoso culto. El paralelismo con acontecimientos del pasado, aclarará ésta introducción...

Como nuestra decadencia sigue un patrón cíclico descendente, y el colapso del año pasado nos retrotrajo nuevamente a un punto de partida; traeré a colación, una vez más, la teoría que me permitiera anticipar el default en “NATURALEZA SOCIAL, PODER POLÍTICO Y POLÍTICA FISCAL”(*). Recordemos.

“EL SISTEMA FISCAL Y LA POLÍTICA: Describo los requisitos y la realidad fiscal institucionalizada por el sistema político:

1. La burocracia debe ser ocupada por elementos socializados por el partido. El servicio civil no puede ser una institución independiente y de carrera.

2. Las corporaciones cambian necesidades legislativas por financiación.

3. La investidura de los lobbistas y los medios de comunicación masiva, legitiman las necesidades de los intereses corporativos.

4. La legitimidad conferida y la urgencia manifestada, permiten una pronta jerarquizaron jurídica.

5. Las corporaciones maximizan su retorno mediante: disminución de obligaciones fiscales o expansión de las transferencias publicas; motivo por el cual, nuestro proceso legislativo crea déficit de manera crónica.

6. Para no dañar la legitimidad del lobbista exigiendo la inmediata legislación de un recurso adicional, se necesita la facultad de endeudar al sector publico, hecho que hace posible diferir el costo.

7. Cuando los mercados perciben que la solvencia derivada de fuentes genuinas cae; baja el ingreso, se refuerza el circulo vicioso y se entra en default. Luego viene un shock fiscal (llamado "de confianza") o monetario-cambiario (la devaluación) con el que se sostiene o restablece el crédito mediante la socialización del costo”.

Cerrado un ciclo, iniciamos otro. Hoy, nuestra situación semeja la vivida una década atrás, cuando a los ponchazos ordenábamos el aquelarre fiscal, para que el Brady pareciera la coronación de un esfuerzo propio y el tributo a un alineamiento incondicional... aunque carente del más mínimo anclaje social. A poco de andar, se vio que la dinámica presupuestaria era incompatible con el régimen monetario elegido. Pero como éste último socializaba el costo de un seguro de cambio, y los activos en dólares usufructuaban la apreciación a pleno, el negocio financiero se tornó políticamente inexpugnable. Importamos entonces, la solución que Mrs. Thatcher había conseguido para la Gran Bretaña; ya que en situación similar, el fisco ingles había logrado del Fondo, que el resultado de las privatizaciones fuese computado como ingreso corriente. ¡¿Cómo negar a un aliado lo que se había concedido a otro?!. Computado así, el remate cerraba la brecha fiscal; y la suma de un 30% de “economía informal” al calculo del producto potenciaba, ad nauseam, nuestra capacidad de endeudamiento. El camino hacia el “milagro” estaba abierto...

La historia, que no enseña por identidad sino por analogía, marca similitudes... aunque con recursos técnicos diferentes. La imposibilidad de lograr ahorro público queda evidenciada al medir la evolución fiscal por la variación de activos y pasivos. La colocación forzada de BODEN, explosiva durante la crisis, sigue de la mano de las compensaciones y el salvataje hipotecario. Pero lo terrible, es que un mínimo acuerdo con el orbe financiero se torna imprescindible, máxime ahora; que el Dr. Lavagna aceptó el agotamiento del sector externo como motor del crecimiento. Y para lograr tal acuerdo, “mostrar” algún excedente primario, es imprescindible.

La contabilidad creativa gestó el instituto que obrará el milagro. Se trata de los fondos fiduciarios. Es que las erogaciones así canalizadas, se consideran activo, motivo por el cual no se incluyen en el computo de gastos estatales. Al respecto, imaginemos ¿es verosímil pensar que los caudillos provinciales atenderán tales fiducias, cuando el sostén político del PEN depende de ellos? ¿es razonable cavilar que ante el apremio electoral, los deudores serán compelidos a una restitución puntual del salvataje?. No creo necesario explayarme al efecto. Ya habrá sacado Ud. riquísimas conclusiones. En el corto, números prolijos...

Por otra parte, el índice de solvencia no se puede restaurar incorporando ningún mágico agregado al denominador de la relación, sino que requiere una cirugía mayor en la variable crítica. El repudio de la deuda intenta al menos, atenuar el desaguisado por el lado del numerador. Vemos pues, como lo fiscal y lo financiero, vuelven a maquillarse con la anuencia del FMI, para disfrazar el costo de la incapacidad colectiva con que intentamos administrar esta bendita tierra.

El proceso legislativo sigue creando y difiriendo déficit en forma crónica. Nuestra vieja teoría explica aún la realidad; ergo, debemos reconocer su vigencia.

(*) Puede consultarlo en www.iespana.es/Graficosdebolsa/