¿RESISTIRE?

Staff ZonaBancos.com

por Staff ZonaBancos.com

martes, 30 de septiembre de 2003

La economía del imperio atraviesa una de sus horas más aciagas. El devenir bursátil, fiel termómetro de tales avatares, lo pone de manifiesto. Desde su creación, en mayo de 1896, la variación anual del promedio nominal del índice Dow fue negativa tres años consecutivos, en solo cinco oportunidades. Recordemos...

La primera tuvo lugar a principios del siglo, y terminó con la derrota de la Rusia imperial a manos del imperio nipón. La segunda comenzó un año antes de la Gran Guerra, porque el capital financiero anticipó la demencia. En 1914 fue la única oportunidad del siglo en que el “parque” neoyorquino permaneció cerrado cuatro meses, para desplomarse un 24% en la reapertura. La tercera fue la peor, pero no la vencida. Naturalmente, me refiero al crac del ’29 y los años posteriores, en que la baja entre puntas supero ligeramente el 89%. Luego de aquella tragedia, el índice fue acumulando fuerza hasta que el mercado intuyo la mayor carnicería de la historia: la Segunda Guerra Mundial. La quinta y última es la actual. Hace medio siglo que no se veía algo similar. ¿Terminará la baja este año, o veremos el “bear market” más prolongado de la historia?. Pese a que los fundamentos yankees ameritan un juicio inquietante; son varias las consideraciones que permiten concluir, que al menos por un año, la mala racha puede cortarse.

Entre los sostenes, está el argumento estadístico presentado. La duración misma del presente “bear” es inusual. Es que al piso visto en octubre ppdo., siguió una reversión importante, pero que probablemente sea insuficiente para que la media del corriente ejercicio supere la del año previo. Si bien el argumento conlleva cierto automatismo técnico, es improbable que el repunte habido no fuerce la postura de una ficha a la espera del rebote. Esto estaría avalado por otra consideración, no técnica, sino política. El año próximo hay elecciones presidenciales en EEUU. De los 26 comicios contemporáneos al índice, solo en 8 oportunidades el signo fue negativo en un año electoral. El 70% de los comicios restante mostró, aunque fuera mínimo, algún beneficio bursátil.

Otro punto de importancia, esta dado por las políticas monetaria y fiscal. No es pretensión del presente trabajo realizar un juicio crítico sobre la regulación cíclica. Personalmente, sospecho que desde la defunción del socialismo, la relación trabajo-capital ha sufrido una reversión de largo plazo a favor de éste último, hecho que podría tornar criticable tanta laxitud pública. Pero no obstante eso, es indudable que la demanda agregada por el déficit presupuestario, y una agresiva lubricación monetaria, son producto de consideraciones puramente mercantiles. No sabemos si esto conduce a un resultado económicamente conveniente, pero debemos aceptar que en el corto plazo y financieramente hablando, se ha elegido el curso menos dañino.

La repercusión internacional de éstas medidas es otro punto de importancia. EEUU ha aceptado el costo externo de sus prioridades nacionales. Vimos al dólar desplomarse tras una multimillonaria fuga de capitales, sin que las autoridades tomaran una sola iniciativa interna tendiente a endurecer el crédito, para preservar la estabilidad cambiaria. Distinta ha sido la presión realizada en el frente externo. El imperio no escatima esfuerzos para que los países superavitarios, procedan al revalúo de sus divisas. China y Japón son casos emblemáticos al respecto. La apreciación del yuan y el yen, ha sido el objetivo fundamental de la participación del Secretario del Tesoro en la reunión anual del FMI, en Dubai.

Es probable que pronto veamos otra ronda de consejos sin cargo, que la FED dará al BCE, sobre las bondades que traería una nueva baja en las tasas europeas. Es que no existe un curso alternativo para disminuir preventivamente las presiones inflacionarias que podrían generarse, si el ingreso americano detuviera su titubeante ascenso en medio de una expansión monetaria de tal calibre. Como siempre, al Tío Sam le es más fácil modificar la conducta del resto del mundo, que legitimar ante su pueblo el más mínimo sacrificio. Políticamente temerario...

Además, es difícil imaginar que el nivel de los actuales desequilibrios macroeconómicos, no genere un consenso que ponga algún coto a la locura financiera vista durante la década pasada. La OCDE gasta más del 4% de su ingreso en financiar déficits públicos de dudosa efectividad anticíclica; cifra ésta, que supera el 5% en EEUU y llega al 8% en Japón. Por otra parte, la manía estadounidense de que el resto del mundo equilibre permanentemente su caprichosa absorción, sujeta el crecimiento de la mayor economía nacional a los infinitos riesgos que han condicionado históricamente al mercado internacional de capitales. Mucha deuda y poco ahorro. Financieramente imprudente...

Es probable que la racha se corte el próximo año. También que la debilidad del dólar garantice, con activos americanos tipo “ganga”, el flujo de capitales necesario para que en el corto plazo, se recicle el proceso.

Es improbable que antes de la presidencial no haya una corrección significativa.