Los bancos sacan rédito a sus inversiones inmobiliarias de los últimos años

martes, 30 de enero de 2018

En tiempos del cepo cambiario se volcaron al real estate para preservar su capital; por una adaptación a normas contables, deben anotarlas a valor de mercado.

Como si se tratara de un truco de magia, el sistema financiero argentino mejoró su capitalización en un 11% promedio en los primeros días de 2018 por una adaptación a las normas internacionales de información financiera (NIIF), compromiso asumido desde 2014 para adecuarse a esta altura a normas de contabilidad globales. De esta forma, el patrimonio neto del sistema, que llegaba hasta ahora a los 357.900.290 millones de pesos, pasará a orillar los 400.000.000 millones.

La adecuación implica "acercar la contabilidad a la realidad económica", según definió el Banco Central (BCRA) al explicar en un reciente informe sus alcances y, en el caso argentino, potencia sus efectos positivos por el impacto que tiene en las valuaciones inmobiliarias.

Ocurre que, en los últimos años los bancos locales (a partir de las restricciones para repartir o girar dividendos que les impuso el cepo vigente entre fines de 2011 y 2015) volcaron buena parte de lo obtenido en concepto de utilidades a inversiones inmobiliarias (compras o incluso el desarrollo de nuevas torres corporativas) que tenían anotadas en sus libros a valores inferiores a los de mercado, que son los que deberán reflejar de aquí en más. Fue el atajo que encontraron para que las regulaciones cada vez más restrictivas a su exposición en moneda extranjera, que se vinieron sucediendo en los años del cepo cambiario, no los dejaran expuestos a la posibilidad de sufrir fuertes pérdidas patrimoniales ante una devaluación que ya se juzgaba inevitable.

Ese impacto, en el rubro "bienes de uso" de los balances, es reconocido por el BCRA. "Representa un aumento de 16,5% del patrimonio neto por el revalúo de sus inmuebles. El principal ajuste se debe a la valuación a precios de mercado de las oficinas centrales y sucursales de las entidades financieras, que anteriormente se valuaban a costo amortizado y fueron perdiendo conexión con la valuación de mercado. Esto más que compensa todos los demás ajustes y explica por qué en la Argentina la adecuación a las normas genera un resultado positivo", apuntó esa entidad al informar al respecto.

"Lo que se puede decir es que los bancos argentinos son más solventes, incluso, de lo que indican sus balances. Aunque el efecto positivo de esta adaptación resulta en parte compensado por la necesidad de mayores previsiones por las nuevas normas, lo cierto es que de ello deriva una capitalización que ayudará a que los préstamos siguen creciendo por encima de la inflación; aunque en este punto lo más relevante será la evolución de la liquidez que hoy muestra excedentes en franco descenso", explicó el economista Hernán del Villar, de la consultora Alpha.

El recálculo responde a recomendaciones de organismos internacionales en materia de aplicación de estándares contables de alta calidad aceptados internacionalmente y en línea con el proceso llevado a cabo por otros países. Y fue adoptado también como parte del compromiso asumido por la Argentina como miembro del G-20 de converger hacia esos estándares, como fue explicitado hace tres años a través de la comunicación A 5541.

"El plan de convergencia de las entidades permitirá una integración más armónica de los datos de balance de las entidades con los diversos capítulos de Basilea III, acompañando así el trabajo que viene realizando el BCRA en la adopción en tiempo y forma de todos los estándares internacionales en materia regulatoria", explicó el BCRA.

"Además, su aplicación facilitará la lectura, comparabilidad y análisis de los estados financieros de las entidades por parte de los inversores del exterior, lo que permite un mejor posicionamiento a nivel internacional", indicó al valorar el cambio normativo.

Para el director ejecutivo de FyE Consult, Hernán Hirsch, la adaptación contable no tiene impacto en la macro, "pero sí puede haber uno microeconómico no despreciable", dice. Alude a la "ayuda" que implicará, por caso, para la situación del Banco Nación: "Lo ayudará a mostrar un mejor balance en el mismo año en que deberá transferirle 20.000 millones de pesos al Tesoro Nacional", apunta a lo ya aprobado en el presupuesto.

El consultor explica que el sistema financiero argentino "no tiene problemas en su sistema financiero ni de liquidez, ni de solvencia, ni de descalces". Sin embargo, sí afronta una situación particular derivada del fuerte impulso que la banca pública le dio al crédito en 2017 por las elecciones "lo que la hizo gastar buena parte de su liquidez. Esto hará que los préstamos sigan creciendo este año, aunque a una menor velocidad", vaticina.

Fuera del efecto de la revaluación, los ajustes contables necesarios para estar en línea con las normas internacionales son muchos más, pero su impacto para el conjunto es "poco significativo".
 

Fuente: La Nación