mercado crediticio

Bancos solicitaron ayuda al BCRA por la floja demanda de crédito

viernes, 26 de junio de 2015

Entidades extranjeras visitaron a Vanoli:pidieron facilitar líneas productivas y reclamaron por suba de costos.

La charla se concretó cerca del mediodía, en la sede del Banco Central, a pedido de la asociación de bancos extranjeros (ABA). Durante el encuentro, que duró apenas 35 minutos, los ejecutivos se esforzaron por plantearle a Alejandro Vanoli dos grandes preocupaciones que arrastran desde hace tiempo: la necesidad de implementar mecanismos que les permitan afrontar la floja demanda de créditos que perciben por la caída de la actividad (aun cuando las tasas de interés que cobran son negativas por normativa) y la posibilidad de moderar el aumento de costos fijos que reduce los márgenes de rentabilidad que habían logrado mantener hasta ahora.

A la reunión asistieron el presidente de ABA, Claudio Cesario, y los banqueros Enrique Cristofani (Santander Río), Martín Zarich (BBVA Francés), Fernando Terrile (HSBC), Rosa Aranguren (Citibank), Sebastián Reynal (Deutsche Bank), Facundo Gómez Minujín (JP Morgan), Marcelo Mut (Itaú) y Alejandro Ledesma (ICBC). El presidente del Central dispuso que los equipos técnicos de cada entidad y de su organismo se pusieran a trabajar en adelante para estudiar cada uno de los pedidos.

En el sector creen que, ante la falta de proyectos de inversión y el aumento de la informalidad de algunas compañías, el cumplimiento de las líneas de crédito de inversión productiva (LCIP) que deben destinar semestralmente, por una exigencia del organismo, a empresas grandes y pequeñas, se les hace cuesta arriba y los expone a penalidades exorbitantes.

Los enviados de la banca extranjera reclamaron que para poder afrontar esta línea de inversión productiva se les permitiera incluir los préstamos a individuos dentro de los destinos de estas denominadas líneas "productivas". El plan es poder adquirir cartera de líneas al consumo de entidades financieras más pequeñas que no están afectadas por la norma y poder mostrar, a modo de maquillaje, que estos préstamos impuestos forzosamente por el Gobierno gozan de buena salud. Además, se le pidió confeccionar una central única de balances, en alguna plataforma digital en que las empresas puedan cargar sus propios estados contables, de modo que los bancos pueda evaluar fácilmente el perfil crediticio de las empresas y reducir al máximo el riesgo de otorgarles una línea a 36 meses. La medida los ayudaría a ampliar el universo de los destinatarios.

El mayor temor del sistema financiero tiene que ver con la tasa de interés que elegirá Vanoli para mostrar avances de cara a las elecciones. Algunos ejecutivos se mostraban preocupados ante el rumor de que se podría ubicar cercana al 17% anual en pesos. En una reunión que mantuvieron hace un mes en el Central, los empresarios pyme reclamaron que las tasas fueran "competitivas" y que se ampliaran tanto el monto como el plazo mínimo de los préstamos, que hoy es de 36 meses (a los 48 o 60).

La institución ya debió aplicar una serie de concesiones y de flexibilizaciones a la normativa para lograr que las entidades colocaran el total de los créditos, en una economía que lleva cuatro años sin crecer y que, aun con tasas de interés negativas, no los demanda por la falta de proyectos de inversión. Para eso incluyó sobre la marcha, por ejemplo, la posibilidad de contar los cheques de pago diferido y el financiamiento a la obra pública. Para esta vez los bancos están proponiendo que se les permita comprar cartera de crédito al consumo para incluir dentro del monto a colocar. En otras palabras: adquirir líneas ya otorgadas para evitar originarlas en un escenario adverso.

Vanoli cree, desde hace tiempo, que el crédito encuentra necesariamente demanda siempre que sus condiciones sean ventajosas. De ahí su desconfianza por la voluntad del sector privado y su vocación por ampliar cada vez más la regulación. En el sistema financiero consideran que a esto se debe, justamente, el freno que se siente en el crédito: hoy sólo crecen con fuerza los "documentos", impulsados por estas "líneas productivas", y los préstamos a través de tarjetas de crédito, apuntalados por el plan Ahora 12 que impuso el Gobierno a tasas de interés del 0% y a 12 meses. "Si uno deja librado el tema del financiamiento a las fuerzas del mercado, gran parte de las regiones del país y muchos sectores no tendrían acceso al crédito. Por eso es necesaria la regulación pública", se entusiasmó hace poco el presidente del Central. El crédito privado crece hoy al 24% anual, debajo de la inflación real (cercana al 29%) y de la emisión de pesos (31,5%).

En el mismo encuentro, los ejecutivos le hicieron saber que necesitan una regulación sobre los tarifas del transporte de caudales, que hoy representan los costos más altos en su estructura después de los salariales. Sucede que hoy las compañías abocadas a esta actividad obtienen en la Argentina sus mejores ganancias por dos razones: 1) el mayor traslado del efectivo que tienen en un país con alta inflación y billetes de bajísima denominación; y 2) el crecimiento de la inseguridad, que obliga a los bancos a usar más de sus servicios.

Fuente: Ambito