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Potencia asiática El banco de desarrollo de China tendrá 57 miembros fundadores

jueves, 16 de abril de 2015

Suecia, Israel, Sudáfrica, Azerbaiyán, Islandia, Portugal y Polonia fueron los últimos países en sumarse al BAII. El capital inicial será de u$s 50.000 millones

China aseguró ayer que son 57 los países fundadores con los que cuenta para poner en marcha el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), entidad auspiciada por la segunda economía mundial que ha logrado un mayor éxito de participación que el inicialmente esperado.

Con Suecia, Israel, Sudáfrica, Azerbaiyán, Islandia, Portugal y Polonia como los últimos miembros en ser aprobados ayer mismo, según anunció el Ministerio de Finanzas chino, se da por finalizada la lista de países fundadores de la entidad, ya que Pekín determinó el 15 de abril como la fecha de anuncio del palmarés inicial del BAII.

Esta es una composición que incluye a miembros de los cinco continentes y en la que jugó un gran papel el Reino Unido, la primera economía europea que solicitó integrarse al BAII como posible miembro fundador a mediados del pasado marzo. Si bien hasta la aparición de Reino Unido sólo 21 países asiáticos se habían mostrado dispuestos a participar, entre ellos India, el interés de los británicos precipitó de forma estrepitosa la voluntad de adhesión de otros Estados, como Alemania, Francia, Italia, Australia, Corea del Sur, Brasil, Rusia, Egipto y España, todos aceptados.

Así, el banco, que se prevé será establecido formalmente a fines de 2015, después de que los fundadores hayan firmado y ratificado las bases, nace con una fuerza considerable, si se compara con los 31 miembros con los que comenzó el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), liderado por Japón y que ahora está formado por 67 países.

Japón es, junto a Estados Unidos, uno de los grandes ausentes de la nueva entidad. Aunque el rechazo era previsible, debido a las sospechas -que China niega- de que el BAII nazca con ánimo de competir con el BAD, parece que la negativa ya no es tan tajante.

El 30 de marzo, el embajador japonés en China, Masato Kitera, decía al diario Financial Times que en Japón "ahora hay una gran campaña a favor del BAII que parece efectiva".

Por su parte, EE.UU. parece mantener su postura de querer cooperar con el banco, pero desde fuera, decisión no exenta de críticas, también dentro del país. Uno de los temores de Washington, que junto a Europa domina las principales instituciones financieras globales (el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, nacidas al fin de la II Guerra Mundial), es el "modus operandi" del banco, y si va a centrarse en favorecer proyectos beneficiosos para China.

En principio, la participación de cada país se determinará con base a su PBI, informó recientemente el secretario general del departamento encargado del establecimiento del BAII, Jin Liqun, lo que garantiza, precisó, que "China se convierta en el mayor accionista individual" del organismo.

El BAII contará inicialmente con un capital de unos u$s 50.000 millones, aunque podrá aumentar hasta los u$s 100.000 millones.

La potencia asiática, que hasta ahora sólo contaba con un 5,71% del derecho de voto del Banco Mundial, cuyo aumento negocia desde hace años, abandona el papel de "segundón" en este sector y adopta un papel más acorde al tamaño de su economía.

Pero China insiste en que lo hará de forma "incluyente", razón por la que el viceministro de Finanzas, Shi Yaobin, dijo ayer que, pese a que el plazo para ser miembro fundador acabó el 31 de marzo, los que a partir de entonces se postulen podrán ser miembros también, pero con menos voz a la hora de tomar decisiones.

Abre la puerta, por tanto, a un eventual ingreso de Japón o EE.UU., cuando de momento el único revés se lo han llevado Taiwán y Corea del Norte.

El banco, que busca proveer financiación para el desarrollo de carreteras, vías ferroviarias, aeropuertos, telecomunicaciones y otros proyectos de infraestructura en Asia, celebrará a fin de mes su primera reunión de trabajo en Pekín para elegir gobernador y otros puestos de gestión de la entidad.

Fuente: El Cronista