Entrevista de Fermín Koop.

"Hay una fiesta de liquidez en el mundo"

martes, 11 de noviembre de 2014

Lo advierte el extitular del BCRA y actual asesor de Scioli, Mario Blejer

Tres meses atrás, Mario Blejer recibió un llamado de Daniel Scioli con un pedido claro: empezar a reunirse de manera regular para aconsejarlo sobre la economía a nivel mundial. Desde ese momento, Blejer se convirtió en uno de los más importantes impulsores de la candidatura de Scioli, insistiendo en sus grandes chances de ser el próximo presidente en 2015.

Sentado en su oficina en el Banco Hipotecario, Blejer aseguró que no aspira a ser ministro de Economía en el caso de que Scioli sea electo y resaltó la necesidad de incrementar las inversiones en la Argentina. Al mismo tiempo, el expresidente del Banco Central se mostró confiado en una negociación entre el Gobierno y los fondos buitre.

Periodista: ¿Cuál es su rol en la campaña presidencial de Daniel Scioli?

Mario Blejer: No me describiría como su asesor ya que él tiene su propio equipo económico con gente que es parte de la gobernación de la provincia, como el presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni y la ministra de Economía, Silvina Batakis. Hace tres meses me pidió que me empezara a reunir con él de vez en cuando de forma informal para charlar sobre cómo están las cosas a nivel internacional y eso es lo que hemos estado haciendo. Hay que tener algún tipo de actividad política en este momento. Si no no tiene mucho sentido lo que uno opina porque de opinólogos está lleno.

P.: ¿Se imagina ser el próximo ministro de Economía?

M.B.: No, ya pasó mi hora. Ni siquiera se me ocurrió discutirlo con Scioli y él tampoco me dijo nada al respecto. Ya no estoy para eso en este momento. Esos puestos son para gente más política, que está más metida en la rosca.

P.: Varios candidatos ya han hablado de volver a los mercados y tomar deuda. ¿Es un camino que también seguiría Scioli?

M.B.: Hoy es un buen momento para tomar deuda e invertir a nivel de infraestructura. El principal problema de la Argentina es la falta de inversión y por eso poder resolver el problema de los fondos buitre es importante. Una vez que hacés eso, el tema de las reservas ya no te importa. Tendrías acceso al mercado a tasas bajas y podrías invertir y mejorar la infraestructura.

P.: ¿Ve como posible un acuerdo con los fondos buitre una vez que venza la cláusula RUFO en diciembre?

M.B.: No estoy seguro si podrá haber acuerdo, pero sí veo una negociación como algo posible. Son muy difíciles los fondos buitre. No es un término peyorativo, es simplemente descriptivo. Tienen una paciencia tremenda y un bolsillo profundo. Más allá de la necesidad de acceso al mercado y de regularizar la situación, esto está generando un bloqueo importante. Hay una fiesta de liquidez en el mundo y no tenemos acceso a eso.

P.: ¿El futuro económico del próximo año está atado a lo que pase con los fondos buitre?

M.B.: Está atado a muchos factores, pero uno de los más importantes es acceder a un financiamiento externo y cubrir ciertas brechas ahora abiertas. Para la Argentina, las variables más importantes son el precio de la soja, la cotización del real y China y Brasil. Todas están bastante mal y eso te deja una brecha que tenés que cubrir. Si lo podés hacer con la plata de los chinos del swap, a lo mejor los buitres pasan a ser no tan importantes. Pero los chinos no te van a regalar la plata como algunos creen.

P.: La caída del precio del petróleo generó dudas sobre las necesarias inversiones en Vaca Muerta. ¿Cuáles son sus expectativas en ese sentido?

M.B.: Tuve una conversación con uno de los ejecutivos de una de las empresas más importantes que ahora están invirtiendo en Vaca Muerta y me dijo que la gente le pregunta si le da miedo invertir en la Argentina. Pero todos los que dicen eso no tienen idea del negocio. El empresario no se tiene que preocupar por los dividendos ni por el precio ya que no va a tener producción en al menos cinco años. Las inversiones van a llegar a Vaca Muerta.

P.: Después de la revisión conjunta con el FMI, ¿considera terminado el debate sobre la veracidad de las estadísticas del INDEC o todavía le generan dudas?

M.B.: Todo el mundo juega con las estadísticas, pero acá fue hecho de forma burda. En Estados Unidos hay tres revisiones del PBI y pude pasar del 3% de crecimiento al -1%. Dudas estadísticas siempre hay en todos lados. Pero acá generaron una situación en la que esas dudas se atribuyen a manipulación. El FMI acordó algo con el Gobierno y se quedó callado. No veo una disminución de la inflación, excepto en los últimos tres meses, pero parte por la recesión.

P.: ¿Cuán creíbles considera las estadísticas de las consultoras privadas y de la oposición como la inflación Congreso?

M.B.: No se cómo hacen sus cálculos, pero su tendencia de la serie de los datos de la inflación tiene que ser casi correcta. Errores metodológicos se cometen todos los meses, pero se los van corrigiendo y así se encamina al sendero correcto.

P.: Fue empleado del FMI durante muchos años, un organismo muy criticado por los argentinos. ¿Le parece justificada esa crítica?

M.B.: El FMI no es sólo criticado en la Argentina, pasa en todos lados. En Asia, por ejemplo, el fondo hoy no es bienvenido. Siempre va a tener mala reputación porque viene en los momentos difíciles. La receta generalizada fue siempre equilibrar del lado de la demanda porque de la oferta lleva mucho tiempo. Pero eso hoy cambió y el fondo tiene una actitud más abierta. También se hizo menos relevante ya que la cantidad de dinero que puede mover es chica en relación con los mercados.

P.: ¿Por qué aceptó ser presidente del Banco Central en 2002 a pesar de la crisis por la que atravesaba el país?

M.B.: Me pareció que se podían arreglar las cosas con calma. Sabía que todo se venía abajo y era una oportunidad para ver si se podía frenar. Me vino a buscar Remes Lenicov y no me dejó mucha alternativa. En estos casos la codicia tiene que superar el pánico y por eso hay que ofrecer, por ejemplo, altas tasas de interés.

P.: Pero su gestión sólo duro seis meses, ¿qué lo llevó a dejar el cargo?

M.B.: Tuve algunos desencuentros con Lavagna y algunos problemas personales que me llevaron a dejar el cargo. Recibí 300 amenazas por escrito estando en el Banco Central y gran parte fueron por mi rol en el FMI y por ser judío.  

Fuente: Ambito