Política monetaria

El swap chino y que llegue un guiño de Griesa, las apuestas de Fábrega

viernes, 26 de septiembre de 2014

Ayudarían a estabilizar las reservas en US$ 28.000 millones hasta diciembre, aseguran en el Banco Central.

El goteo de dólares del swap chino. Un decisión más o menos benévola del juez Thomas Griesa para que se puedan pagar los bonos con legislación argentina, europea y japonesa. Más liquidaciones de granos de los exportadores. Suave devaluación del peso. Apretar los dientes.

Tal vez no es muy ortodoxa, pero esa es la fórmula a la que apuesta Juan Carlos Fábrega para llegar a fin de año. Luego, en enero y extinguida la cláusula RUFO, todo debería coronarse con un arreglo con los fondos buitre.

Fábrega y su equipo de confianza reconocen que la recesión galopante (que por cierto, el INDEC no registra, pero ellos sí) necesariamente deben bajar la demanda de dólares de los importadores.

Si la fórmula funciona, el Banco Central confía en que las reservas cerrarán el año en torno a los 28.000 millones de dólares, es decir un stock similar al que se observa hoy (ver ‘Las reservas’ en la misma página).

Los dólares chinos empezaron a llegar de a poco. Ayer se blanqueó que entró una partida de 370 millones de dólares para financiar obras del ramal ferroviario Belgrano Cargas. Ese monto es usado por el Banco Central para demostrar que el swap de divisas con China está funcionando, aunque de manera más o menos encubierta para que las divisas en cuestión no puedan ser capturadas por los fondos buitre. De hecho el acuerdo ni siquiera se publicó en la página web del Banco Central chino. En concreto, los dólares que llegaron de China sirvieron para estabilizar en 28.200 millones el stock de reservas, a pesar de los pagos de importación de energía y los montos, muy acotados, que se autorizan a los importadores.

En cuanto al juez Thomas Griesa, el Gobierno tiene todas las fichas puestas en que este lunes el magistrado autorizará los pagos para cancelar obligaciones de bonos emitidos bajo jurisdicción inglesa, japonesa y argentina, con lo que se podría cumplir con el 40% de los pagos que vencen el 30 de setiembre. Si eso ocurriera, bajaría, creen, el riesgo de “aceleración de la deuda” que desataría un mega default.

Por los granos, el Banco Central calcula que los productores atesoran unas 25 millones de toneladas de soja, y que algo van a tener que largar, pese al bajón de precios. “El que vea que los futuros de soja están más bajos aún, debería tomar la decisión de vender ahora” aseguran en el Central. Los datos dicen que entre agosto y setiembre entraron 1.100 millones de dólares menos que un año atrás.

El dólar oficial retomará el camino de las minidevaluaciones (a la par de la inflación) una vez que se calme el ruido por la evolución del conflicto de la deuda y los intercambios con Griesa. Pero no hay intención de otro salto devaluatorio como el de enero. El dólar paralelo debería enfriarse si funciona todo lo anterior. Y esperan ayuda del Tesoro para absorber la carrada de pesos que saldrán a la calle de acá a diciembre.

Esta cadena de oraciones debería ser coronada con un arreglo con los fondos buitre, directamente o a través de terceros, para ponerle fin al conflicto judicial y regularizar toda la deuda impaga.

Si eso se cumple, el Banco Central espera una rápida recuperación de las reservas y un cierre de la brecha entre los distintos dólares, que empezó a ensancharse desde el 30 de julio, cuando se cayó en default.

Después, pilotear la transición hasta el 10 de diciembre de 2015. Claro, si el mercado, y el deterioro de las expectativas, se lo permite.

¿La hoja de ruta de Fábrega es un exceso de optimismo?

Es posible. Pero el jefe del BCRA se aferra a un dato incontrastable. El Boden 15 sigue cotizando a 97 dólares en Nueva York, un precio similar al de antes del default. “Por algo el mercado sigue validando ese precio”, les advierte a su grupo de confianza. Y también a la Presidenta, con la que habla todos los días, cerca de las 7 de la tarde. 

Fuente: Clarín