crisis financiera global

Corralito chipriota Receta europea se asemeja más a un Plan Bonex

miércoles, 20 de marzo de 2013

Aunque sin canje por bonos, los depósitos sufrirían una quita, similar a la de los argentinos que tuvieron que vender los Bonex antes de su vencimiento

Feriado bancario, es un término que desde hace muchos años no se escucha con cierto temor en la Argentina, pero que durante los 80 y principios de los 90 fue moneda corriente de las políticas públicas para tratar de controlar la inflación y las corridas de depósitos. Desde la última vez, en diciembre de 2001, cuando se estableció el famoso corralito, los argentinos no han tenido que enfrentar la incertidumbre que genera un gobierno que, de la noche a la mañana, anuncia que los bancos permanecerán cerrados por unos días.

A pesar de que Chipre resulte generalmente muy distante para los argentinos, esta semana podría unir a los ahorristas de ambos países en un destino común: la experiencia de saber lo que significa que el propio Estado decida arbitrariamente confiscar parte del dinero depositado en el sistema bancario.

Hoy en Europa no se habla de otra cosa que del corralito chipriota, decidido hace unos días atrás por el gobierno del flamante presidente Nikos Anastasiadis, para recaudar de manera urgente unos 5.800 millones de euros, condición reclamada por la Unión Europea (UE) y el FMI para habilitar el rescate.

De hecho la medida, que implicaría aplicar un impuesto del 6,75% a los depósitos por encima de 20.000 euros y del 9,9% para los que superen los 100.000 euros, fue rechazada anoche por el Parlamento chipriota (a pesar de ello, siguen las negociaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo para su aprobación), luego de la masiva reacción de protesta. De ahí que el país asista a un feriado bancario que, por lo menos, va a durar hasta el jueves.

¿Corralito o Plan Bonex?

A pesar de que los medios europeos asocien a este impuesto a los depósitos con el corralito creado en la Argentina de 2001, la realidad es que el proyecto se parece más al Plan Bonex de fines de 1989. En ese momento, los ahorristas que poseían plazos fijos en los bancos nacionales fueron obligados a ingresar en un canje compulsivo de sus colocaciones por encima de los mil australes por Bonos Externos (que vencían en 1999).

En el caso chipriota, si bien no habría canje de dinero por bonos, los depósitos sí sufrirían una quita, que se asemejaría bastante a la que padecieron los argentinos que tuvieron que vender los Bonex antes de su vencimiento. Luego, cuando estalló el Plan de Convertibilidad en 2001, el proceso confiscatorio ya se había "perfeccionado", por lo que el corralito implicó que ningún dinero depositado pudiera ser retirado, por lo menos mientras duró la medida (o se hubiera ganado algún amparo judicial).

Sin embargo, la propuesta de imponer los depósitos por debajo de los 100.000 euros trajo cola no sólo en Chipre, puesto que de aprobarse el proyecto se estaría rompiendo con la sacrosanta garantía bancaria que brinda la UE a los ahorros hasta ese monto. Como generalmente sucede en estas situaciones, de no haber existido el rechazo del Parlamento el hilo se habría cortado por lo más delgado, y por eso en Chipre se le estaba "soltando la mano" a la inviolabilidad de los depósitos, una señal que preocupó en toda la zona euro por el efecto contagio que podía tener la medida.

Sin ir más lejos, el gobernador del Banco Central chipriota, Panicos Dimitriades (nunca tan oportuno un nombre) advirtió del error de la medida del gobierno y anticipó el riesgo de que en caso de aprobación, cuando se levantara el feriado bancario, se podría producir una fuga de depósitos del 10% "en los primeros días", lo que representa un tercio del PIB del país. Pero mientras sigan las negociaciones adelante (y la presión de los organismos europeos para su aprobación), todo puede pasar en Chipre.

Las voces en contra del proyecto chipriota no esperaron a la votación en el Parlamento. El último tabú roto, La irresponsabilidad de los políticos europeos, La trampa o El fiasco, son algunos de los títulos que eligió la prensa económica europea para criticar la peligrosa decisión de confiscar los depósitos. Porque si bien Chipre pesa solamente un 0,2% del PIB de la zona euro, la noticia tiene un impacto muchísimo mayor en los países más expuestos a la desconfianza de los ahorristas.

En la Argentina, el Plan Bonex fue un eslabón más de una cadena de confiscaciones por parte del Estado que lo único que lograron fue instalar de manera permanente la sensación de inseguridad jurídica en materia de inversiones o de colocaciones financieras.

Lo novedoso (y peligroso) del proyecto chipriota es que en la UE, remanso de estabilidad económica y financiera desde la creación del euro, ahora se podría estar sentando un precedente que nadie sabe qué repercusiones traería en la crisis que sufre la región desde 2008. Y que todavía puede ser evitado empleando el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) para cubrir el monto que requiere el gobierno chipriota para acceder al rescate internacional (necesario para recapitalizar los bancos en problemas), en lugar de abrir la caja de Pandora bancaria.

El gobierno de Chipre presentó la medida como inevitable porque sino el país tendría que anunciar su salida del euro al no disponer de fondos para sostener su economía sin proceder a una devaluación (un caso similar al de Grecia que pudo ser evitado "in extremis"). Pero que, a pesar del rechazo del Parlamento, hace un flaco favor a la confianza internacional en el euro y a la promesa del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de que "el BCE hará todo lo necesario para salvar la moneda única". Nuevamente, el riesgo de implosión vuelve a estar en boca de todos. 

Fuente: El Cronista