Datos de los balances de las entidades

Los bancos reservan $ 7500 millones para dividendos

lunes, 09 de abril de 2012

Buscan retribuir a sus accionistas, más allá de la restricción del BCRA

La prohibición de hecho para repartir utilidades derivada de la nueva norma sobre requisitos de capital que dispuso en febrero el Banco Central (BCRA) al hacer su aporte a la cruzada para "cuidar los dólares" en que se embarcó el Gobierno tras las elecciones no logró que los bancos que cotizan en la plaza local cambien de idea: ese dinero, más tarde o más temprano, irá a parar a manos de sus originales destinatarios.

No en vano las entidades ya anunciaron que constituirán reservas para cumplir con ese compromiso en cuanto puedan ("sujeto al cumplimiento " o "conforme a" la nueva normativa) por algo más de 7490 millones de pesos.

La cifra surge de sumar las partidas de dinero que los bancos Santander Río, Macro, BBVA-Francés y Patagonia separaron de sus resultados para constituir reservas facultativas "para futuras distribuciones de dividendos", según consignaron en los últimos días en sendas comunicaciones enviadas a la Bolsa de Comercio porteña. Pero será mayor, dado que, en cuestión de días, el Grupo Galicia (controlante del banco homónimo) oficializará una decisión en el mismo sentido.

Estas reservas se integran no sólo con los dividendos que no pudieron distribuir este año (aunque es el aporte principal de los fondos) sino que suma en la mayoría de los casos el resto de los resultados no asignados en los años anteriores, para evitar que estos fondos queden "sin un fin específico" y a la vez cumplir con una reciente disposición de la Inspección General de Justicia (IGJ) por la que "las utilidades no distribuidas no pueden seguir siendo colocadas en la cuenta de resultados no asignados", explicó una fuente del sector.

Todas estas decisiones apuntan a dejar en evidencia que si desairaron a sus accionistas o inversores fue para cumplir con un mandato legal. Y advertir, a la vez, que honrarán ese compromiso en su debido momento.

No es lo único: también buscan detener el proceso de destrucción de valor que, si bien afectó a las empresas locales en general por una manifiesta aversión al riesgo argentino, se hizo visible entre los bancos desde que se puso en marcha la nueva normativa.

No en vano, incluso, en los últimos días, el Banco Patagonia (uno de los seis que cotizan aquí) dio un paso más en este sentido: desempolvó un plan de recompra de sus propias acciones (como al que acudieron otras entidades en medio del maremoto bursátil de 2009) en procura de defender un precio mínimo de 3,45 pesos por acción que ejecuta a diario, al menos mientras el presupuesto de 3.451.500 pesos que preparó con ese fin se lo permita.

Un fin, dos objetivos

La prohibición de hecho para distribuir utilidades (que llega un año después de una autorización en este sentido que le costó a Carlos Sánchez salir eyectado de la Superintendencia de bancos del Banco Central) es consecuencia directa de la nuevas exigencias de capital que estableció el BCRA a fin de enero, para ir amoldándose a las "sugerencias de lo que se conoce como Basilea III", es decir, el estándar de normas regulatorias que se sugiere a nivel global para evitar crisis bancarias.

Las nuevas exigencias incluyen:

Un aumento en el nivel de capitales a mantener por riesgo operacional al 1,9 por ciento de los activos ponderados, que elevó en $ 7000 millones la capitalización mínima por este concepto.
Una ampliación del 30 al 75 por ciento del requisito adicional de capital que deben cumplir todas las entidades que decidan distribuir sus dividendos después de haberlos girado.
Esto elevó la obligación total de capitalización del sistema (que rondaba el 16,8%) al 20%, obligándolos a integrar unos $ 20.000 millones extras con ese fin de aquí en más y negándoles así, en los hechos, la posibilidad de repartir dividendos o girar utilidades a sus casas matrices.

Lo curioso es que un mes antes de establecer los nuevos ratios de integración de capital del sistema el BCRA se había ufanado en sus propios trabajos del nivel de capitalización que el sistema mostraba.

"En una comparación internacional, el sistema financiero local exhibe adecuados niveles de solvencia. En particular, considerando el nivel de integración de capital (como porcentaje de los activos ponderados por riesgo), el sistema financiero argentino registró una ratio similar al promedio de la región y por encima de la media de los países desarrollados. Por su parte, el exceso de integración de capital del conjunto de bancos representó 62% de la exigencia normativa a diciembre", destacó el ente monetario en el informe sectorial de diciembre.

De allí que los banqueros y analistas están convencidos de que el apuro por elevar los requerimientos de capitalización obedeció a la necesidad de que el BCRA sume su aporte a la cruzada antifuga de dólares a la que se lanzó el Gobierno, antes que a una preocupación puntual sobre la solidez del sistema.. 

Fuente: La Nación