Aunque las tasas bajaron, financiarse con tarjeta aún puede costar hasta 85%

viernes, 29 de enero de 2010

A lo largo del año pasado, las tasas de interés que cobran las entidades para financiar los saldos de la tarjeta de crédito bajaron alrededor de 10 puntos porcentuales. Sin embargo, los plásticos siguen siendo el método de fondeo más caro del mercado local. Los costos varían mucho dependiendo de la compañía: van del 20% al 85%. Aún así, las financiaciones con tarjetas fueron la línea de crédito más elegida por los argentinos durante el 2009

Quién no ha dicho alguna vez, parado frente a ese objeto que tanto deseaba, “lo compro, total lo pago en cuotas”. Es bueno saber, sin embargo, que ese pensamiento puede llegar a transformarse en una trampa peligrosa. Es que financiarse con tarjeta de crédito sigue siendo muy caro en la Argentina. Aún cuando las tasas de interés que cobran los bancos y demás entidades para fondearse con plásticos se han reducido notablemente en el último año, el costo de este servicio todavía puede llegar al 85% anual, según los datos del sitio Zonabancos y del Régimen de Transparencia del Banco Central (BCRA).

Además, las tasas varían mucho dependiendo de la empresa que emite la tarjeta. En promedio, las entidades bancarias cobran menos que las no bancarias; aunque dentro del primer grupo la disparidad de costos es mayor.

“Las entidades no bancarias cobran tasas de interés por financiación de saldos superiores en un 23% a las cobradas por las emisoras bancarias”, indica un informe de Zonabancos, basado en relevamiento que abarcó un total de 245 productos, 226 tarjetas emitidas por bancos y compañías Financieras, y 19 emitidas por otras entidades. Según ese estudio, las entidades bancarias y financieras cobran en promedio una tasa del 33,42%; y las no bancarias, 41,21%.

No obstante, los expertos de Zonabancos advierten que en el mercado de tarjetas bancarias existe una gran brecha entre la empresa que más tasa cobra (La Capital del Plata: 85,17%) y la que menos cobra (American Express: 19,9%). Esa situación no se evidencia en las emisoras no bancarias: todas ellas cobran una tasa que ronda el 40% (Tarshop 42,83%, y Coto 37%).

Con estos valores, queda claro que los niveles de tasas siguen siendo muy elevados en el mercado de tarjetas, aún cuando los costos de financiación bajaron con fuerza desde mediados de 2009 hasta ahora.

“Las tasas de interés que cobran los bancos por dar crédito bajaron en diciembre, continuando con la tendencia descendente que venían mostrando desde mediados de 2009”, indicaron fuentes de un banco privado nacional.

Comparando los valores de marzo de 2009 con los actuales, puede verse que una entidad como el Banco Macro bajó la tasa nominal anual que cobra para financiarse con Visa desde el 37% al 29%. Asimismo, el Itaú redujo los intereses desde un 42% al 33,9%.

“Si se miran las tasas pasivas –que están muy tranquilas– y la caída en los niveles de mora –el incumplimiento de los clientes está bajando actualmente–, no hay duda de que las tasas de los créditos deberían bajar. Sin embargo, después de la crisis de 2001 los bancos se han vuelto más prudentes a la hora de prestar. Además, la perspectiva de inflación no da demasiado margen para recortar los intereses”, indicaron desde un banco privado.

Fanáticos de las cuotas

Según la consultora Claves, actualmente el 60% de las compras se hacen con tarjetas de crédito y débito. En los shoppings, la proporción es del 70% y en artículos para el hogar del 80%, gracias a la financiación en cuotas.

“Las cuotas son un beneficio muy valorado por los clientes”, indicaron desde un banco local. Tan es así, que en 2009 la financiación con tarjeta de crédito fue la línea que más creció en el mercado local.

Ya sea por comodidad, por costumbre, o por el afán de aprovechar los descuentos y promociones que ofrecen los bancos; los plásticos fueron el vehículo más usado para financiarse: según los datos de Deloitte, en 2009 las financiaciones con tarjeta crecieron 18%, mientras que otras líneas, que solían ser las más dinámicas en años anteriores como los créditos personales o los prendarios, apenas crecieron o incluso cayeron.

Fuente: El Cronista