Economía Nacional

La economía seguirá estancada pese al mini boom de consumo

viernes, 10 de julio de 2015

El efecto Zannini y la crisis griega acortaron horizontes de decisión económica cuando 2015 parecía jugado. Con todo, los expertos no esperan grandes cambios para el segundo semestre, post internas de agosto con vistas a la general de octubre.

Cuando 2015 ya parecía jugado y las miradas se centraban en anticipar 2016, el inesperado compañero de fórmula del precandidato que hasta ahora presenta mayor intención de voto y la eventualidad de que Grecia no llegue a un acuerdo con sus acreedores y eso derive en un mayor debilitamiento del euro, volvieron a acortar los horizontes de las decisiones económicas al futuro más inmediato.

Mientras el gobierno griego da mensajes contrapuestos a los acreedores internacionales respecto de su voluntad de seguir negociando los términos del rescate y con el resultado del referéndum del domingo ya puesto (triunfó ampliamente el "NO al ajuste"), en el plano local, la decisión K de que Carlos Zannini acompañe a Daniel Scioli derivó en una polarización aún mayor de la intención de voto entre este último y Mauricio Macri.
Recalculando

3Días contactó a los economistas Fausto Sportono, director del Centro de Estudios Económicos de OJF & Asociados; Gastón Rossi, director de LCG; Alejandro Caldarelli, presidente de E&R, y Juan Pablo Ronderos, gerente de Desarrollo de Negocios de Abeceb, para dilucidar el camino hacia el 10 de diciembre entre el efecto Zannini y la posibilidad de un Grexit, que debilite al euro respecto del dólar -y en consecuencia agudice el atraso cambiario local respecto de los países vecinos que dejen que sus monedas se deprecien-, e incluso le dificulte al Gobierno colocar más deuda en dólares.

Si bien los consultores coinciden en que la nueva información por ahora no modifica los escenarios económicos a los cuales ellos ya les venían asignando mayor probabilidad de que se concretaran, también advierten que se avecinan meses de pugna entre el objetivo oficial de expandir el consumo y la apuesta de los privados al dólar, frente a la incertidumbre preelectoral.

Existe consenso con respecto a que la inflación se situará levemente por debajo del 30% y que la actividad económica permanecerá estancada. "Manejamos un escenario de inflación de 28,9%, con una caída del nivel de actividad de 0,5%, un dólar a fin de año de $ 10,8 y ventas de u$s 5.000 millones anuales del dólar ahorro", describe Spotorno, quien prevé que "hacia fin de año puede haber una dolarización de las carteras", que presionaría sobre el paralelo y el contado con liqui.

En tanto, Caldarelli enfatiza que el objetivo principal del Gobierno es mantener la calma financiera hasta fin de año, usando el tipo de cambio como ancla nominal, conteniendo la brecha cambiaria, las expectativas de devaluación y la cotización del blue con ventas administradas de dólar ahorro. E&R prevé para lo que resta del año una economía estancada con crecimiento marginal o nulo; una inflación de 28% interanual, que duplica a la tasa de devaluación, haciendo que el dólar oficial terminé cerca de los $ 9,70, y unas ventas de dólar ahorro cerca de los u$s 6.500 millones anuales.

Al igual que Spotorno, Caldarelli espera que los agentes tiendan a dolarizar sus carteras, generando avances del blue y la brecha. "El Gobierno intentará combatir esta dinámica con endeudamiento y restricciones, pero tratando de devaluar lo menos posible", anticipa y añade: "Si bien la cotización del dólar paralelo tiene una tendencia creciente a largo plazo, su precio de corto plazo estará signado por la pulseada entre las expectativas del público y el escenario político".

En cuanto al impacto de la crisis griega, para Caldarelli se dará una caída estructural de las exportaciones argentinas (vía menores precios de la soja); un Brasil con menos actividad y demandando menos productos industriales argentinos y socios comerciales devaluando sus monedas frente al dólar, lo que agregaría presiones al mercado cambiario local. "En síntesis, el mundo no se nos viene encima pero sí deja de ser un factor exógeno de crecimiento local", advierte.

Para LCG, la economía local crecerá este año en torno al 0,5%, la inflación se ubicará entre 25 y 26%, el dólar oficial llegará a $ 10 en diciembre y la brecha cambiaria rondará entre 40% y 50%, se mantendrán las ventas de dólar ahorro y la necesidad de colocar unos u$s 5.000 millones de deuda -de los cuales ya se llevan colocados u$s 1.400 millones- y el canje del Boden 2015.

Con respecto al panorama internacional, "dado el nivel de aislamiento financiero del país", Rossi no prevé cambios en las proyecciones para este año. "Obviamente una salida traumática de Grecia del euro impactará, pero esencialmente al próximo gobierno", plantea.

Abeceb anticipa una economía "del cero": sin crecimiento e incluso con una pequeña contracción. Desde fines del año pasado, "la estrategia oficial se basa en administrar el día a día con dos objetivos: impulsar la actividad, para llegar con mejor clima a las elecciones, y acumular o al menos preservar las reservas internacionales para garantizar una sensación de estabilidad en la opinión pública", explica Ronderos. Estos objetivos son contrapuestos, pero el Gobierno ha logrado manejarse bien en el primer semestre, especialmente relajando el trade-off (dilema) entre ambos con el acceso a financiamiento externo (swaps con China y Francia, licitación de 4G, colocación de deuda, etc.).

"Esperamos que el tipo de cambio se siga deslizando bien por debajo de la inflación, que incluso podría bajar un escalón situándose entre 25% y 27%", continúa Ronderos, quien a su vez advierte que este panorama involucra el riesgo de que el Gobierno se envalentone, creyendo que esta sensación de estabilidad es real y vaya por más, dando un mayor impulso a la actividad para mejorar el humor social y maximizar sus chances de éxito electoral.

"Algo de esto ya se anticipó recientemente", sostiene, con los agregados monetarios creciendo a un ritmo cada vez más acelerado, por encima de la inflación, anuncios de incremento de gasto público en un escenario de deterioro de las cuentas fiscales y más disponibilidad de cupos para importar cuando el superávit comercial casi brilla por su ausencia. Por eso, en los últimos días, la consultora de Dante Sica incrementó levemente las probabilidades de este escenario negativo para lo que queda del año.
Pasar las PASO

"El mercado ya descontó que el próximo presidente será más moderado", plantea Spotorno, quien recuerda que por eso subieron tanto el Merval y los bonos en dólares a principio de año. "Actualmente las empresas que cotizan en la Bolsa argentina valen entre 70 y 75% de lo que valdrían en el resto de Latinoamérica, mientras que un año atrás valían un 50% del valor de sus pares en la región", precisa. Sin embargo, en adelante, "deberá haber nuevas buenas noticias para que suban más", advierte.

Para Spotorno, la mayoría de los inversores internacionales prevé una victoria de Scioli como lo más probable. "Sólo si hubiese diferencias importantes (entre los resultados de Scioli y Macri) sería una sorpresa y el mercado reaccionaría", opina.

Por su parte, Caldarelli afirma que "si el resultado de las PASO muestra una victoria marcada para el FPV encabezado por Scioli-Zannini podría reforzarse la idea de que en lugar de una devaluación que genere convergencia entre los tipos de cambio, los agentes económicos esperen más restricciones, más atraso cambiario e incremento de la brecha, dado que se aceleraría la demanda del blue y su precio, aumentando la brecha".

En cambio, Rossi no considera que el resultado de las PASO nacionales tenga mayor impacto sobre el escenario base. "Entre febrero y marzo, los mercados parecieron sobreestimar las chances de que Macri fuera presidente, y lo que se observó en las últimas semanas fue una corrección en un escenario en el cual el oficialismo se ha fortalecido y cuenta con buenas chances de cara a las presidenciales", dice.

En tanto, Ronderos no cree que el resultado de las PASO afecte el panorama para lo que resta de 2015, si se confirman los pronósticos que arrojan las encuestas de intención de voto hasta el momento, en las cuales existe una marcada paridad entre los dos candidatos principales.

"La lupa habrá que ponerla en el período entre el ballotage y la asunción", alerta, cuando pueden surgir tensiones, a partir de quienes quieran anticiparse a los primeros pasos de un nuevo gobierno. "Serán clave los anuncios del presidente electo en términos de su gabinete y de las primeras señales respecto del camino a seguir apenas asumido", resalta.
Veranito de consumo

Las subas salariales, en muchos casos superiores al 30%, los aumentos de la AUH y de las jubilaciones y el medio aguinaldo, al menos en parte, se volcarán al consumo pero también al dólar. "El Gobierno intenta generar un veranito lo más cerca posible de las elecciones, mientras que el mercado piensa en dolarizar las carteras por incertidumbre respecto de lo que podrá pasar el año próximo", describe Spotorno, quien sostiene que una parte de estos aumentos de ingresos irán a parar al dólar, otra a la compra de bienes durables y una tercera al consumo masivo, presionando sobre los precios.

Para Caldarelli, el Gobierno busca revertir, sin desbordes, la pérdida de ingresos experimentada por distintos sectores en 2014, generando aumentos de poder adquisitivo de los salarios, jubilaciones, salario mínimo y planes sociales; tanto en términos de precios internos como en dólares. Sin embargo, "no se espera una respuesta contundente del consumo privado dado que una parte se vuelca, en años electorales, directamente a la demanda de dólar ahorro y blue". De tener éxito la estrategia oficial del dólar cuasi-fijo e inflación alta pero estable, el ingreso de los trabajadores, jubilados y sectores vulnerables que perciben los planes sociales podría recuperar algo del poder adquisitivo perdido e, inclusive, ganarle a la devaluación y al aumento de precios. Pero "la falta de inversión, producción y consecuentemente de productividad del trabajo hacen que estos aumentos del ingreso real no sean sustentables en el largo plazo", concluye.

En tanto, Rossi prevé que en términos de la AUH y los salarios, el efecto se concentre en el tercer trimestre ya que los aumentos otorgados implican una recomposición de los ingresos reales. Con respecto a las jubilaciones, "no sólo incide la suba implementada en marzo en base a la movilidad previsional (18,3% contra 11,3% en marzo del año pasado) y la que tendrá lugar en septiembre, sino también la moratoria previsional implementada a fines de 2014 y que generó 470.000 nuevos jubilados", subraya. "Esto permitirá reanimar en el margen el consumo privado, principalmente el masivo, que de enero a mayo acumuló una caída del 1,4 por ciento", anticipa, mientras que "sólo una parte menor se volcaría a electrodomésticos".

"Los próximos cuatro meses serán protagonizados por el consumo", evalúa Ronderos. Unas paritarias por encima de la inflación, que revertirán en parte la pérdida de poder adquisitivo del año pasado, junto con un empleo estable, más gasto social y planes de compra en cuotas sin interés, serán "un combo interesante para los sectores asociados al comercio minorista", agrega. No obstante, "la posibilidad de una recuperación se verá limitada por las restricciones que sufre la oferta, aun cuando el Gobierno autorice un poco más de importaciones, por lo cual tampoco esperamos un escenario de boom del consumo", advierte.

Para el economista de Abeceb, el riesgo en los próximos cuatro meses es que el Gobierno se entusiasme y confunda la sensación de estabilidad con el logro efectivo de ella. "Si los primeros indicadores de las últimas semanas que muestran que algo de esto está sucediendo se consolidan, quizás veamos menos de estos pesos destinarse al consumo y más a los canales alternativos para dolarizar cartera", cierra.

Fuente: El Cronista