Eurozona

El euro carece del sostén político y económico que necesita para sobrevivir

martes, 24 de febrero de 2015

Si Grecia abandona el euro aumentarán las dudas sobre el destino de Portugal o Italia y la complacencia de los mercados financieros podría rápidamente convertirse en pánico.

Frente a la evolución de la crisis griega, me surgen dos pensamientos opuestos. Primero, el euro no puede sobrevivir. Segundo, hay que hacer todo lo posible por salvarlo.

El acuerdo alcanzado entre Grecia y sus acreedores de la eurozona, por lo tanto, viene bien porque postergó la inmediata amenaza de crisis política y económica. Pero la experiencia indica que un acuerdo de deuda con Grecia podría durar sólo marginalmente más que un cese del fuego en Ucrania. En ambos casos, hay tensiones y problemas subyacentes que no se pueden resolver con un documento ingeniosamente redactado.

Desde que por primera vez se sometió a discusión una moneda única europea, creí que eventualmente fracasaría. Esa creencia se basa en tres simples argumentos. Primero, una unión monetaria básicamente no puede sobrevivir a menos que tenga el respaldo de una unión política. Segundo, no habrá unión política en Europa porque no hay identidad política común que la apuntale. Y por lo tanto, tercero, el euro será un fracaso.

Mucha gente trató de convencerme, con el correr de los años, que los tres argumentos están equivocados y son simplistas. Pero los acontecimientos me siguen conduciendo a la idea de que el euro carece del sostén político y económico que necesita para sobrevivir.

La crisis griega es un buen ejemplo. Los proeuropeos más apasionados tienen razón en que el único alivio a largo plazo a los problemas que tienen las economías débiles de la eurozona sería la creación de una genuina unión de transferencias, donde los ingresos fiscales automáticamente fluyan de regiones ricas, como Alemania, a zonas pobres, como Grecia. Pero eso no va a suceder nunca porque los germanos y los griegos no se tienen la confianza ni el agrado suficientes para fusionar sus destinos en una unión política verdadera.

Los europeos del norte a regañadientes extenderán los préstamos condicionales hacia el sur. Pero no aceptarán el tipo de transferencias fiscales automáticas que se producen en un estado nación porque sospechan, y con razón, de que las culturas políticas de países como Grecia e Italia son profundamente diferentes a aquellas de Suecia o Alemania.

Los problemas previsibles con la unión monetaria también se extienden a la economía. Los euroescépticos siempre prevén que a países como Italia les costará salir adelante en una eurozona, donde no pueden ni devaluar su moneda ni usar la inflación para reducir el peso de la deuda Así resultó ser, y como consecuencia, naciones como Grecia, Italia y Portugal corren el riesgo de hundirse lentamente bajo el peso del desempleo y la deuda.

Pero hay un aspecto de la eurocrisis donde mis certezas dieron lugar a dudas. Mi creencia inicial era que como el euro era mala idea, su fracaso sólo podía ser positivo. Ahora no estoy tan seguro.

La economía del derrumbe de la moneda única es cada vez más alarmante. Si Grecia hubiera perpetrado "una salida sucia" del euro, habría provocado por lo menos una crisis financiera en la misma Grecia.

La zona del euro también habría sido vulnerable. Los alemanes y otros europeos repiten que el euro es ahora lo suficientemente sólido para resistir una "Grexit". Pero si Grecia abandona el área de moneda única, los especuladores seguramente empezarán a buscar cuál será el siguiente país en hacer lo mismo. Y a medida que aumenten las dudas sobre el destino de Portugal o Italia, la complacencia de los mercados financieros podría rápidamente convertirse en pánico.

Un quiebre desordenado del euro también generaría profundos interrogantes políticos, incluyendo la supervivencia de la misma UE.

En un momento en que los extremistas políticos de derecha y de izquierda ganan terreno en Europa, la EU sirve como un sólido responsable del cumplimiento de los valores liberales básicos. A veces, la corrección política de Bruselas puede ser petulante. Pero es infinitamente preferible a la incorrección política de los racistas y nacionalistas, como el Frente Nacional de Francia o los Demócratas Suecos.

Por lo tanto, la noticia de que Grecia y la eurozona llegaron a un acuerdo es un alivio. Pero si bien se salvó al euro por un tiempo, todavía temo que en definitiva no se podrá reparar. 

Fuente: El Cronista