Eurozona

El Banco Central suizo creó un tsunami

lunes, 19 de enero de 2015

Son tiempos raros para los mercados financieros mundiales, como lo prueba el tsunami que desató el jueves una medida monetaria de Suiza.

No todos los días la moneda de un país avanzado sube en cuestión de horas porcentajes de dos dígitos frente a las monedas de otros países también importantes. Pero eso es lo que ocurrió con el franco suizo. Subió 18% entre el jueves y la mañana del viernes, y en algún momento llegó a estar un 39% arriba. Los estrategas monetarios trataban de encontrar algo comparable en la historia de las monedas modernas de Occidente, sin encontrarlo.

La medida del central suizo encierra interesantes lecciones sobre lo precario de la economía mundia. Pero veamos primero qué es lo que hizo exactamente el banco.

Durante la crisis de la deuda de la eurozona en el 2011, se temió que los bancos de los países del euro quebraran. Empresas y particulares ricos de países como Grecia o Italia, o incluso Francia y Alemania, por miedo a una debacle del euro y de los bancos locales junto con él, se tomaban un avión a Zurich o Ginebra y depositaban allí su dinero. En un clima de pánico mundial, lo mismo hacían muchos ahorristas de afuera de Europa: rusos, chinos, de Medio Oriente y otros lugares.

Y toda esa gente que trataba de estacionar su dinero en Suiza, un país de sólo 8 millones de habitantes, generó una tremenda presión alcista sobre el franco suizo. Entre mediados de 2010 y mitad de 2011, el valor del franco subió 44% frente al euro.

Esta valorización conspiraba contra la competitividad de los productos de la industria suiza y espantaba al turismo. Relojeras, farmacéuticas y resorts de ski perjudicaban porque una masa mundial asustada quería refugiar su dinero en los bancos suizos.

El Banco Nacional de Suiza salió al rescate. Inicialmente bajó las tasas de interés, pero como eso no alcanzó, sacó artillería más pesada: le puso un tope a la valorización del franco, de modo tal que no pasara los 1,2 euros. Para defender ese tope, salía a los mercados a comprar los euros que hicieran falta.

Durante bastante tiempo funcionó. Pero ahora, el Banco Central Europeo parece estar al borde de un nuevo intento de inyectar masas de dinero a la debilitada economía de Europa. Todo eso iba a hacer cada vez más difícil para el banco central suizo defender el valor máximo de 1,2 euros. Y el banco sacó la bandera blanca.

Dijo en un comunicado que el franco estaba menos sobrevaluado que cuando empezó a aplicarse la política, así que levantaba el tope. El franco suizo volvió a donde estaba antes de que se introdujera el límite. Las acciones de las grandes empresas suizas se desplomaron.

La gran moraleja es esta: los seis años de agresivo activismo de los bancos centrales como la Fed y el BCE pueden haber rescatado a la economía mundial una y otra vez. Pero también han creado inquietantes derrames que trascienden las fronteras de EE.UU. y Europa. 

Fuente: iEco Clarin