Juan Carlos Fábrega

La voz de Fábrega reemplazó a la de Axel en el oído de Cristina

jueves, 27 de febrero de 2014

La mayoría de los funcionarios del Gobierno, muchos dirigentes de la oposición y absolutamente todos los integrantes de la abstracción financiera popularizada como ?el mercado? tienen una misma teoría sobre el porqué del giro ortodoxo que la Presidenta adoptó desde hace un mes en sus decisiones económicas.

Con diferentes abordajes lo explican así: el cotizado presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, ha reemplazado al devaluado ministro de Economía, Axel Kicillof, como voz cantante en el oído de Cristina Kirchner.Aunque no tiene título universitario ni los oropeles nerd de Kicillof, Fábrega es el autor intelectual de la devaluación del peso que el Gobierno instrumentó entre el 22 y el 23 de enero pasados. Es el impulsor de la flexibilización del cepo cambiario que el ministro de Economía ideó hace casi tres años contagiando a la economía kirchnerista con el virus de la incertidumbre y, ante la consulta presidencial de rigor, se pronunció a favor de un sinceramiento de las cifras del Indec y de un acuerdo con Repsol para tomar el camino inverso a las bravatas anti españolas que jalonaron la expropiación de YPF. Con los resultados a la vista, cada vez son más los que consideran a Fábrega la verdadera voz de la conciencia que evitó al acercamiento de Cristina a las fauces del abismo institucional.

Los fans de Fábrega se multiplican en los bancos, en las casas de cambio y en la Bolsa de Comercio. Uno de los agentes más importantes del mercado repite en estos días un video clip sin música: "Si apagás la televisión, la radio, la computadora y los celulares, y te olvidás por un segundo los desastres del Gobierno, yo puedo decir que las medidas del Banco Central de los dos últimos meses son impecables...". El hombre exagera y lo sabe pero la tendencia es mayoritaria en las zonas del microcentro porteño que concentran el flujo argentino del dinero.

Las menciones sobre Fábrega en la prensa no cesan de crecer. El periodista Matías Barbería hizo el lunes una semblanza detallada del titular del BCRA en el suplemento financiero de El Cronista bajo el título "El hombre que acercó posiciones entre el Gobierno y el mercado". Pero su fama atravesó las fronteras porque ese mismo día el diario español El País lo llamaba "El relojero gris de la economía argentina". Su perfil dialoguista y los modales amables que cultivó durante décadas en el Banco Nación han logrado hasta ahora que nadie recuerde sus defectos en el torbellino de la salvaje interna K.

La expectativa del poder en la Argentina ahora está centrada en los próximos pasos que dará Cristina. La leyenda fácil del país adolescente ya le adjudica a Fábrega el management de la regularización de la deuda con el Club de París y de los pleitos perdidos en el tribunal del CIADI. Además de su llegada al oído presidencial, el funcionario estrella también ha consolidado una trinchera en el corazón de Máximo Kirchner, hijo y consejero fundamental en la Quinta de Olivos. Claro que mientras el Gobierno celebra el carnaval de la ortodoxia, la suba de precios continúa haciendo estragos y desatando vientos de conflictividad gremial y estanflación.

La economía real golpea la puerta y nos recuerda que las soluciones de fondo necesitan mucho más que un banquero providencial. 

Fuente: El Cronista