finanzas internacionales

El menor peso de Alemania en el BCE resiente a sus ahorristas

martes, 26 de noviembre de 2013

Los ahorradores alemanes que están molestos por las bajas tasas de interés están complicando los esfuerzos del Banco Central Europeo para prevenir una caída generalizada de los precios y un estancamiento económico en el continente.

No obstante, el malestar en la mayor economía europea sobre la más reciente reducción de la tasa de interés de referencia a un mínimo histórico de 0,25% no evitaría que el BCE implemente medidas radicales para prevenir una década de problemas económicos. La razón es que, aunque Alemania sigue teniendo peso, ha perdido el aparente poder de veto que tenía en decisiones importantes del banco central.

"Es duro para el pueblo alemán entender que el BCE no implementa políticas monetarias solamente para Alemania", explica Carsten Brzeski, economista de ING Bank.

Algunos economistas y políticos cuestionan las políticas monetarias relajadas de los bancos centrales y advierten que están sembrando las semillas de la inflación y burbujas de activos. La incertidumbre en torno al momento en que la Reserva Federal de Estados Unidos comenzará a disminuir sus compras de activos ha puesto presión sobre bancos centrales como el BCE para que recorten las tasas o prometan mantenerlas bajas por mucho tiempo para estabilizar los mercados financieros.

Sin embargo, en Alemania, los bajos tipos de interés han alentado protestas más apasionadas. En este país, el argumento clave contra las políticas de dinero fácil del BCE no es el riesgo de nuevas burbujas, sino lo que muchos llaman "la expropiación del ahorrador".

Los detractores de las políticas del BCE sostienen que el patrimonio del ahorrador alemán está siendo erosionado por tipos de interés que están por debajo del nivel de inflación. El aumento de los precios de las acciones beneficia a los ricos de forma desproporcionada, afirman los críticos, y hace que los inversionistas retiren su capital de Alemania y lo vuelquen en bonos con mayores retornos de países como España e Italia. 

Fuente: La Nación