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La deuda con el Central, una factura impagable

martes, 09 de octubre de 2012

Es necesario exprimir en grande al Banco Central, para sacarle 30.000 millones de dólares de sus reservas.

Eso suma, según estimaciones privadas, lo que el kirchnerismo le habrá chupado entre 2006 y 2012. Y va por más: al cabo del año próximo andará por los 40.000 millones .

En la cuenta entran el pago al FMI y a otros organismos internacionales y los fondos del bicentenario que Cristina Kirchner creó para saldar obligaciones con los acreedores privados. El próximo golpe son los US$ 7.967 millones contemplados en el proyecto de Presupuesto de 2013, aunque la cifra final puede ser mayor todavía.

Néstor y Cristina siempre se jactaron de cumplir con los compromisos. Y la realidad confirma, en toda la línea, su carácter de buenos pagadores .

Claro que la contrapartida ha sido estrujar las reservas del Central. Y a costo cero: fue llenado de papeles del Tesoro Nacional por los que ni siquiera se le están pagando intereses . Es un filón inigualable.

En eso consiste, en gran medida, la mentada política de desendeudamiento: cambiar acreedores internacionales mucho más caros por otro interno y baratísimo. Aún así, los propios datos oficiales revelan que la deuda externa no para de crecer y asciende, hoy, a US$ 142.000 millones.

Pero de tanto aspirarle recursos, empieza a quedar comprometido el propio patrimonio del BCRA. Basta con decir que la deuda en dólares del Tesoro Nacional ya equivale a más de la mitad del stock de reservas .

Y no sólo eso. También va acumulándose otra montaña de plata en adelantos transitorios para sostener el crecimiento del gasto público, aunque hace un tiempo pasaron a la categoría de permanentes.

Aquí hay más deuda, esta vez, en pesos. No es casual, entonces, que unos cuantos especialistas adviertan que semejante paquete puede tener destino de pagadiós .

Obviamente, todo es consentido por la jefa del Central, Mercedes Marcó del Pont. Ella cree que ese debe ser el papel de la entidad: en los hechos, un apéndice del Gobierno o, según su discurso, una herramienta útil a las llamadas políticas económicas de inclusión social.

El punto es que, al aplicarlo para todo, el latiguillo de la inclusión social va gastándose. Sirve para explicar la manipulación de las cuentas del Presupuesto, el cepo cambiario, una emisión del 35 % o los controles a las importaciones.

Sin embargo, Marcó del Pont pena desde hace meses por su ratificación. Confirmarla en el cargo depende, simplemente, de un paso del Gobierno , porque el kirchnerismo tiene fuerzas suficientes en el Senado como para lograr que le aprueben el pliego: el suyo y el de otros directores del BCRA.

Parece raro que Cristina Kirchner mantenga haciendo banco a una funcionaria que ha dado sobradas muestras de lealtad. O no tan raro, porque, tal cual informó Clarín , Axel Kicillof anda a la búsqueda de entornarla con gente propia en el directorio: serruchándole el piso, sin que la Presidenta lo frene.

Como un pacman, esta nueva estrella del firmamento K ha comido posiciones de su jefe formal, el ministro de Economía. Puso funcionarios que le responden en las empresas privadas donde el Estado tiene participación. Se metió en el armado de los costos y las tarifas energéticas y vació de poder a Julio De Vido.

Aunque Kicillof no es un personaje de su estima, Guillermo Moreno logró, hasta ahora, quedar al margen del avance. Seguramente, porque Cristina valora la fuerza de choque de Moreno.

El último round oficial del viceministro fue someter a los diputados de la Comisión de Presupuesto a un discurso que consumió tres horas.

Varios legisladores de la oposición se fueron antes de que terminara con las parrafadas que dedicó, entre otras cosas, a comentar los efectos de las devaluaciones en la Argentina, un modo de responder por el atraso cambiario, encomiar el proceso de reindustrialización, a sostener que la emisión no tiene ningún efecto inflacionario y, desde luego, a contrastar los 90 con el exitoso modelo kirchnerista. Naturalmente, los oficialistas aguantaron hasta el final.

Este miércoles, esa misma bancada oficialista votará el proyecto de Presupuesto de 2013 sin tocarle ni siquiera una coma. Como soldados aplicados, aprobarán un dibujo evidente y a sabiendas de que reportará al Gobierno unos $ 50.000 millones extra para administrar a su gusto . Nada que no haya ocurrido en el pasado.

En tren de validar cheques en blanco , también pasarán por alto varias facultades polémicas que la ley depositará en manos del Poder Ejecutivo. Entre ellas, la autorización a tomar deudas y comprometer avales del Estado por US$ 126.000 millones o condonar obligaciones impositivas de Aerolíneas Argentinas y de otras empresas del Estado. Y hasta convertir, simultáneamente, al autoabastecimiento petrolero y a las importaciones energéticas en objetivos prioritarios, sin reparar en la contradicción.

Hay más de lo mismo en el menú que aprobará el oficialismo, el formal y el no formal. Como crear cargos tarifarios de efecto directo sobre los consumidores, para bancar la importación de gas natural: llanamente, aumentos en los servicios domiciliarios que estaban frenados por la Justicia y en una magnitud que el Gobierno determinará.

Tal cual sucede con las reservas del Central y el uso intensivo de los recursos del sistema previsional, funcionales a las necesidades del poder, siempre habrá un relato acomodado a cada circunstancia. Aunque lo que vale, en el fondo, es manejarse con las manos libres . 

Fuente: iEco Clarin