Merado informal

Hay 41 "cuevas" financieras que prestan plata sin control del Estado

lunes, 19 de septiembre de 2011

Comerciantes y particulares urgidos por efectivo aunque sepan que les van a cobrar más que un banco caen en sus redes. Hay 41 financieras truchas en La Pampa que en conjunto movilizan 1.200 millones de pesos al año.

 Este peligroso sector informal de la oferta de préstamos privados y de compra de activos financieros moviliza en la zona la friolera de 100 millones de pesos mensuales ofreciendo dinero con fondos propios, sin rendición de cuentas ni regulación alguna. Quienes toman estos préstamos son personas de bajos recursos en relación de dependencia, concursados, empresas o personas físicas en gestión judicial con remates o con subastas sobre sus cabezas y que figuran en el Veraz por incumplimientos. Tienen vedado el ingreso a las entidades financieras, únicas autorizadas para colocar o pedir dinero.

Pero también los hay de los otros. Empresas de primera línea que además suelen acudir a aquellas para financiarse. Muchas de ellas tienen parte de su facturación en "negro" y no les queda otra alternativa que caer en el sistema paralelo. También existen fideicomisos "privados" llamados en la jerga financiera "pirámides". Captan dinero, prohibido por el BCRA, sin respaldo alguno.

El mecanismo consiste, al revés de la lógica pura, en devolver a un "ahorrista" su dinero con intereses elevados por sobre la inflación con base en los fondos aportados por personas que ingresan posteriormente al fideicomiso de esa "pirámide". Un gran negocio que funciona gracias a complicidades de ciertos estudios profesionales que flaco favor le hacen a tan nobles profesiones (escribanos, abogados, contadores, martilleros y corredores de comercio). Mientras no se modifique la ley de entidades financieras de la dictadura (anularla y obligar al Congreso a que sancione una democrática) será muy difícil controlar esos mercados paralelos.

¿Quiénes son y cómo hacen?

En la actualidad existen 41 grandes prestadores y captadores de dinero por fuera del control del Banco Central en La Pampa. En Santa Rosa hay 25 y en General Pico 16, entre las archiconocidas "financieras" que se ocupan entre otra cosas que prestar dinero, comprar cheque diferidos y otros valores sin control de organización alguna; negocios con fachadas de inmobiliarias y concesionarias que conforman comodatos y fideicomisos para la construcción de viviendas y/o adquisición de automotores junto al "invalorable" aporte de profesionales reconocidos.

Lo más grave sucede con las personas físicas que solicitan préstamos en seudofinancieras por no estar bancarizados a tasas leoninas. Se movilizan algo así como 1.200 millones anuales, casi el 80 por ciento de la actual cartera de créditos del BLP.

Existen otras 19 financieras de pequeño porte que funcionan en casas particulares. En concreto, en este racimo de entre 60 y 65 firmas se opera miles pesos diarios. Aquí uno de cada cuatro activos y pasivos públicos y/o privados no le alcanza para vivir todo el mes y recurren a prestamos suicidas, porque la usura si bien no esta "oficializada" ni legalizada, los necesitados toman cualquier préstamo y después ya no cobra nada pues se los corroen los códigos de descuentos en sus nóminas salariales y los primeros días del mes siguiente vuelven a endeudarse.

Cada vez pululan más

Si la economía crece y hay mejores salarios, ¿cuál es el porqué de la ingente proliferación de este negocio por estas tierras? Se dice que cuando hay crisis las empresas registran una menor facturación y se ven necesitadas de efectivo. Y a que, por esa misma razón, se ven forzadas a dejar de pagar impuestos como Ingresos Brutos o el IVA. Al presentar esos incumplimientos, las entidades financieras rechazan los pedidos para prestar, entonces recurren a las financieras. Pero cuando hay una mejora en el salario disponible de la gente la única explicación que queda es que todo tiene que ver con que cuando hay incertidumbre política se reduce al mínimo la exposición crediticia. Al negarle dinero a un cliente el banco, no hace más que forzarlo a buscar dinero en el circuito informal.

Tal vez por los malos ejemplos del pasado, nos hemos educado en un marco de permanente sospecha y perversidad. La desvalorización de las condiciones morales y la destrucción del contrato social ha llegado a tal grado en nuestra sociedad que no sólo no confiamos en los dirigentes ni en los bancos, pero menos aún en aquellos firmas que autotitulándose como financieras hacen firmar contratos con cláusulas lesivas al patrimonio y pagos extrajudiciales posteriores. Los prestamistas, sean cuales fueran su especie, siempre especulan con las necesidades de la gente y las situaciones de concursos, quiebras o remates.

Fuente: La arena