LAS DIVISIONES INTERNAS LA HAN CONVERTIDO EN UNA PRESA FÁCIL

Los especuladores comienzan a olfatear que Bélgica podría ser su próxima víctima europea

martes, 01 de febrero de 2011

El enfrentamiento político entre las dos comunidades mayoritarias impide desde hace siete meses que el país tenga un gobierno nacional. Esto provoca una parálisis que pone en riesgo la calificación de su deuda soberana y que los especuladores comienzan a mirar de cerca.

De la misma forma en que un tiburón puede oler la sangre a medio kilómetro de distancia, los especuladores comienzan a olfatear que Bélgica podría ser su próxima víctima, tras cebarse este último año con las deudas soberanas de los países más débiles de Europa.

Pero a diferencia de Grecia e Irlanda, que cayeron vencidas por las dificultades para financiar sus enormes déficits fiscales y pagar sus vencimientos de deuda, Bélgica podría sufrir un ataque especulativo por sus conflictos políticos internos. Conflictos que están siendo motorizados desde hace muchos años por la sorda pelea que libran las dos comunidades mayoritarias del país: por un lado los flamencos, con un idioma parecido al holandés, que habitan en la mitad norte, y por el otro los valones, que viven en el sur y hablan francés (también hay una pequeña minoría en el este que habla alemán).

La discusión entre ambas comunidades se centra en cómo se reparten los ingresos fiscales (los flamencos quieren más autonomía porque es la región más rica y la que más aporta en impuestos), cómo se financia Bruselas, la capital (es bilingüe) y qué hacer con 6 municipios de mayoría valona que están enclavados en medio de la comunidad flamenca, la que exige que todos hablen flamenco y no francés.

El enfrentamiento, que de persistir terminaría llevando el país hacia su desintegración, ha provocado que desde hace 7 meses los partidos políticos de ambas comunidades no se pusieran de acuerdo en cómo formar un gobierno nacional, puesto que nadie obtuvo la mayoría absoluta en las últimas elecciones. Desde el punto de vista político, éste es el mayor problema, ya que para lo demás existe todo por duplicado: cada comunidad tiene su propio gobierno regional, sus canales de televisión en cada idioma, sus escuelas, su sistema judicial, etc., con el costo extra que eso implica (incluso la rivalidad llegó en 2004 hasta la cima del tenis femenino mundial, con la campeona Justine Hénin -valona- y la subcampeona, la flamenca Kim Clijsters). De ahí que aparte del gobierno nacional, lo único que no sea doble es el Rey y su familia, que para no generar problemas son de origen alemán.

Esta parálisis política ha comenzado a llamar la atención de los especuladores, que hasta ahora no tenían a la deuda soberana belga dentro de su radar de ataque, lugar donde se encuentran los bonos de Portugal y, en menor medida, de España e Italia. Con un déficit fiscal bastante inferior a los de Grecia e Irlanda (para este año está previsto reducirlo por debajo del 4% del PIB), pero con una deuda pública (100% del PIB) que es la tercera más grande de Europa, detrás de Grecia e Italia, Bélgica podría convertirse en una presa fácil de la especulación financiera si no logra formar pronto un gobierno que sea capaz de enfrentar la actual situación. El problema es que nadie espera que se alcance este objetivo en el corto plazo, tal es el diálogo de sordos entre los políticos flamencos y valones. Pero si llegan a marzo sin gabinete, habrán batido el récord mundial, que hasta hoy ostenta Irak (289 días), un país diezmado por la guerra civil.

De hecho, el mes pasado la calificadora Standard & Poor' s amenazó a Bélgica con bajarle la nota de su deuda (AA+) si en menos de 6 meses no conseguía formar un gobierno. Esto hizo que el spread de los bonos belgas respecto de los alemanes alcanzara su máximo desde la creación del euro y que los títulos públicos a 10 años llegaran a su mayor nivel (4,29%) desde junio de 2009.

¿Dónde está el piloto?

Por ahora, quien lleva las riendas es el ¿ex? Primer Ministro Yves Leterme, cuyo gobierno cayó en abril de 2010, provocando las elecciones pasadas. Pero su interinato se limita a llevar adelante los asuntos corrientes, sin la posibilidad de elaborar un nuevo presupuesto o de ocuparse de temas más complejos. No sólo temo, sino que estoy seguro que los especuladores van a atacar Bélgica si en el primer trimestre de 2011 no se toman decisiones presupuestarias, advirtió el actual ministro de Finanzas, Didier Reynders. Pero para ello haría falta que surgiera un nuevo gobierno.

Con respecto a este punto, los especuladores también tienen en cuenta que el partido que ganó las elecciones (de origen flamenco) promete en su plataforma política la desintegración de Bélgica. Así que todos apuestan a que los problemas sigan por bastante tiempo. Cuando uno trata de atraer inversores externos, la crisis política es cualquier cosa menos un activo, afirmó Pascal Delwit, profesor de la Universidad Libre de Bruselas. La tendencia hacia el secesionismo se apoya en el gran desequilibrio económico entre ambas comunidades, con un norte rico y un sur empobrecido. Es así que el ingreso per cápita anual alcanza en promedio los u$s 43.000 en el norte y u$s 31.000 el sur. Y que las mayores empresas (la cervecera Anheuser-Busch InBev -número uno mundial y dueña de Quilmes- y el puerto de Amberes -el segundo de Europa-) se encuentran en la región flamenca, que produce casi 60% del PIB.

La situación de tirantez llega a tal extremo que hay partidos valones que alientan a los flamencos a abandonar Bélgica y formar un nuevo país, porque total cuando soliciten su ingreso a la Unión Europea, ellos se lo van a vetar. Por eso los analistas creen que será tan difícil destrabar la actual parálisis y los especuladores ven cada vez más viable la posibilidad de apostar contra la deuda belga. Aunque visto desde la óptica de los vecinos franceses, todo esto no sería más que otro chiste de belgas, equivalente a nuestros célebres chistes de gallegos.
 

Fuente: El Cronista