Política Monetaria

Advierten que la política del BCRA alimenta la inflación

lunes, 06 de diciembre de 2010

Los analistas alertan que el programa monetario oficial ingresó en una inercia inflacionaria

Los analistas ya coinciden. Sostienen que la política monetaria dejó de ser contemplativa con la inflación para pasar a comportarse como una aliada activa de ella.

Las opiniones, que hasta hace relativamente poco presentaban divergencias, se fueron homogeneizando con el correr de los meses, aunque por distintas razones.

Si bien todos reparan en la tendencia al desborde que muestra la emisión monetaria, las opiniones se reparten entre quienes cargan las tintas sobre el manejo de la política cambiaria y quienes lo hacen sobre el de la política monetaria en sí, aunque ambas bien pueden verse como dos caras de una misma moneda.

El debate ganó actualidad en los últimos días al crecer la posibilidad de que el Banco Central (BCRA), por primera vez tras 29 trimestres, incumpla con las metas de su plan monetario, una inoportuna señal que irrumpe en momentos en que vuelve a dinamizarse la inflación, pese a que dichas metas fueron actualizadas hace apenas 3 meses, cuando la entidad que dirige Mercedes Marcó del Pont readecuó las proyecciones heredadas de la gestión Redrado para validar la sobreemisión de unos $ 20.000 millones más.

La variable más sensible es el denominado M2 privado, incluido como meta monetaria anual desde 2008 para tener una mejor medición de la demanda de dinero del sector privado. Se trata de la suma de los medios de pago (el dinero circulante más los depósitos bancarios a la vista) de los agentes privados, que actualmente se expande a una tasa del 34%, cuando la recientemente actualizada meta para diciembre imponía una tasa del 29,9 por ciento.

Para poder alinear la realidad con la meta, el M2 privado debería crecer en diciembre apenas por encima del 4%. Pero como se trata de un mes de alta estacionalidad en la demanda de dinero (por los pagos de aguinaldos y de vacaciones, entre otras cosas), la expansión en el último mes del año suele ser mayor aun cuando la economía crezca menos. De hecho, creció casi 8% en diciembre de 2009, al 6% en igual mes de 2008 y al 5,8% en diciembre de 2006.

Esto hace que los analistas ya juzguen incumplida la meta, aunque en el BCRA no se hayan dado aún por vencidos. "En rigor, será la segunda vez que se incumpla un plan basado en agregados monetarios, ya que en 2008 había registrado una expansión levemente inferior a la proyectada. Lo que preocupa es que ahora lo incumplirán por exceso", recuerda el economista Andrés Méndez, de la consultora Actividad, Moneda y Finanzas (AMF). El trasfondo preocupante es el aporte que la política monetaria estaría haciendo a una inercia inflacionaria que mostró renovados signos de vitalidad en los últimos meses.

Un BCRA complaciente
El economista Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Joaquín Ledesma & Asociados, no tiene dudas. "No hay dudas de que la política monetaria ya tiene responsabilidad en la inflación", dice antes de estimar que a ella correspondería "el 40% de la culpa", mientras el resto correspondería a la política fiscal. "En los últimos 12 meses el circulante (emisión neta) se incrementó en $ 29.000 millones. Al mismo tiempo, el BCRA financió al Tesoro en poco más de $ 25.000 millones por utilidades devengadas giradas e incremento neto de adelantos transitorios. En otras palabras, 85% de la emisión monetaria neta de operaciones de esterilización tuvo su origen en el financiamiento monetario del déficit del Gobierno. Así se descubre que la principal variable que considera el BCRA al fijar el programa monetario no es la tasa de inflación ni el tipo de cambio ni las reservas, sino las necesidades financieras del Tesoro Nacional", dispara.

Además, observa que entre fines de octubre de 2009 e igual mes del año en curso la política monetaria permitió una tasa de expansión nominal del circulante del 35,2% cuando la economía en igual período habría crecido en torno al 8% real anual. "La diferencia entre la tasa de crecimiento real y la nominal fue levemente superior a 25%", apunta Caamaño Gómez, y recuerda que no accidentalmente "la mayor parte de las consultoras privadas anunciaron tasas de inflación interanuales para octubre pasado en torno a 24%. Es decir, casi todo el exceso de emisión se fue a aumento de precios dada la capacidad ociosa casi nula".

Méndez juzga que la política monetaria del BCRA este año fue consistente con el objetivo de "acompañar" la dinámica de las políticas de ingresos y fiscal fuertemente expansivas, sin interferir mayormente en su desenvolvimiento, pero no deja de observar que esta conducta lo lleva a "mirar para otro lado" ante la aceleración en el ritmo de crecimiento de los precios internos.

Hecha esta aclaración, agrega que el aumento del dinero privado transaccional al orden del 34% "no responde a una mayor preferencia de los agentes económicos por mantener mayores saldos reales, sino a la propia dinámica seguida por las cantidades y precios transados en la economía", y calcula: "Sólo un cuarto de este crecimiento nominal respondió a los mayores requerimientos de fondos para solventar las mayores cantidades transadas: los restantes tres cuartos respondieron a la dinámica del proceso de crecimiento de precios".

Osvaldo Cado, de la administradora QFD, le apunta al retraso que está comenzando a mostrar el tipo de cambio contra el dólar al buscar el gatillo inicial de la inflación. "El tipo de cambio nominal depreciado es la otra cara de una política monetaria expansiva. Entran dólares y, para que no se aprecie el peso, el BCRA los compra y después no llega a esterilizar todo. En conclusión, gran parte de la inflación en ese período fue importada", señaló.

Para el Estudio Bein, la conducta complaciente del BCRA está a la vista. "Con una inflación moviéndose en torno al 24% anual, es evidente que se requiere una moderación en las políticas fiscal y monetaria. Los anuncios de gasto electoral que arrancaron con el pago de una vez a jubilados, montados sobre una dinámica del gasto público que desde septiembre volvió a crecer al 40% interanual, y una política monetaria que mantiene las tasas que remuneran el ahorro en la mitad de la inflación y emite pesos para sostener el tipo de cambio -en un mundo donde el dólar se devalúa-, claramente no apuntan al objetivo de bajar significativamente el ritmo de aumento de los precios", observó.

 

Fuente: La Nación