LA NUEVA OLA DE EMISIÓN BUSCA ESTIMULAR UNA ECONOMÍA TODAVÍA TAMBALEANTE EN LOS ESTADOS UNIDOS

La Fed anunció masiva inyección de dinero

jueves, 04 de noviembre de 2010

La Reserva Federal lanzó ayer un nuevo programa de recompra de bonos del Tesoro por u$s 600.000 millones hasta mediados del próximo año. La movida augura un dólar débil y más avalancha de capitales hacia emergentes. Aún sin euforia en Wall Street, la bolsa local trepó más de 3%, con subas de hasta 9% para los bancos

Fue una de las reuniones más esperadas de la Reserva Federal en los últimos tiempos y la expectativa del mercado quedó confirmada: el banco central de los Estados Unidos anunció un mega-plan de estímulo que intenta darle respiro a una economía todavía muy frágil y que supone una nueva ola de dinero fresco para aceitar al mercado. Con la opción ortodoxa de bajar tasas ya agotada, la Fed se comprometió ayer a comprar u$s 600.000 millones en bonos del Gobierno hasta mediados del próximo año (apenas por encima de las previsiones), lo que implica aún más emisión en EE.UU. y más flujos de capitales hacia los mercados emergentes, que hoy buscan lidiar con la apreciación de sus monedas como consecuencia de esta avalancha de dinero.

La entidad dirigida por Ben Bernanke anticipó que comprará cerca de u$s 75.000 millones mensuales y agregó que revisaría regularmente el ritmo y tamaño del programa para ajustarlo en función de la recuperación. En el comunicado emitido tras el encuentro, la Fed describió a la economía como “lenta” y señaló que los empleadores seguían renuentes a aumentar las nóminas (mañana se publicará el dato de empleo del mes de octubre).

Tras el anuncio, el mercado revirtió las pérdidas del principio de la jornada y los principales índices de Wall Street cerraron con subas hasta niveles que no se veían desde 2008, en el caso del Dow Jones y del Nasdaq. Pero no hubo euforia en los mercados. Y es que si bien el estímulo resulta un alivio que busca motorizar el crecimiento, también denota un panorama económico aún preocupante. Así, el Dow subió 0,2%, el S&P500 avanzó 0,4% y el Nasdaq lo hizo en 0,3%.

Por su parte, el dólar volvió a caer ante el euro, si bien se mantuvo en alza frente al yen. La moneda única terminó con un alza del 0,7% hasta u$s 1,4136, tras haber tocado un máximo de u$s 1,42 durante la rueda, el nivel más alto desde enero. La caída del billete se explica porque la audaz inyección implicará una mayor liquidez, más dinero en las calles y una consecuente caída en las tasas de

interés, lo que apunta a un abaratamiento del dólar. Esto inquieta a algunos analistas. Desde la reunión de la Fed de agosto, la moneda se ha depreciado casi un 6% en relación al euro, un 5,8% contra el yen y un 2,5% contra el real brasileño.

Donde sí la noticia fue recogida con mayor impulso fue en el mercado argentino. El Merval, por ejemplo, continuó con su racha alcista para terminar 3,07% arriba en las 3.205,79 unidades (ver pág. 4). De esta manera, el índice logró marcar un nuevo máximo histórico por décima rueda consecutiva, impulsado principalmente por los papeles del sector bancario que anotaron subas de hasta 9%. A la hora de explicar los motivos del sostenido avance de las acciones, los analistas apuntan a la combinación de un contexto internacional favorable y una liquidez global que se derrama en las economías vinculadas a los commodities. Entretanto, los títulos públicos mostraron avances de hasta 2,7%, en el caso del Par en dólares.

Si bien la medida de Bernake apacigua el nerviosismo de los mercados, también deja en evidencia una delicada encrucijada. Según un informe de Portfolio Personal, “la Fed tiene que desactivar las expectativas deflacionarias de corto plazo pero por otro lado, no tiene que incentivar las de mediano y largo plazo”. Vale recordar que en noviembre de 2008, en medio de la crisis por la caída de Lehman Brothers, el banco central de EE.UU. anunció la primera compra de bonos –en ese caso activos respaldados por hipotecas– por hasta u$s 600.000 millones. En marzo de 2009, Bernanke decidió expandir estas compras a activos respaldados por agencias y bonos del Tesoro americano por hasta un total de u$s 1.750.000 millones, con el objetivo de ponerle un techo a las tasas hipotecarias para paliar los efectos de la crisis subprime. 

Fuente: El Cronista