La reactivación / El gasto se impuso al ahorro

La banca duplicó los créditos al consumo en la era kirchnerista

viernes, 22 de octubre de 2010

Eran el 13,2% de las carteras en 2003 y ya alcanzan el 34,6%; son los que tienen las tasas más altas

Los bancos duplicaron sus carteras de consumo durante la era kirchnerista, lapso en que la participación de este tipo de financiamiento en el stock total de los desembolsos crediticios se amplió del 13,2% en mayo 2003 hasta el 34,6% en octubre.
Como se trata además de los créditos más caros entre los que ofrecen, este fenómeno explica además por qué el sector bancario es uno de los grandes ganadores de un modelo que se publicita como "productivista".
Los datos que dejaron los balances presentados ante la Bolsa de Comercio porteña en la primera parte del año (fueron el rubro más rentable de la economía local) mostraron que mientras la mayoría de las empresas acotaban sus beneficios por aumento de costos, la elevada inflación (al estar acompañada por ajustes salariales que intentan minimizar su impacto) se convirtió en una aliada de los bancos.
El riesgo latente de ceder poder adquisitivo que genera el constante ajuste de algunos precios y los escasos incentivos al ahorro que supone la vigencia de un esquema de tasas de interés muy negativas en términos reales provocaron que cada vez más argentinos se dejen tentar por los planes promocionales para darse algunos gustos y lujos a veces postergados, lo que los llevó a demandar cada vez mayor financiación.
Para aprovechar este contexto favorable, los bancos concentraron sus esfuerzos promocionales en acompañar esta tendencia, lo que hizo crecer sostenidamente el peso relativo de los préstamos al consumo en sus carteras crediticias.
Y el beneficio obtenido fue mayor porque las tasas de interés que cobran por este tipo de financiaciones duplican o hasta triplican las de aquellas concedidas con algún tipo de garantía.
Un esquema redituable
Según las últimas cifras del Banco Central (BCRA), mientras la tasa de interés promedio que cobran por préstamos personales ronda el 30% anual (aunque hasta se triplica cuando se analiza el costo financiero total, que incluye comisiones y seguros) y la del financiamiento de consumos cancelados con tarjetas supera el 32%, las que aplican al financiamiento de corto plazo a las empresas promedian entre 10 y 15 puntos porcentuales menos (van del 15,4 al 18,7%) o las que facturan por créditos prendarios o hipotecarios.
"La participación del financiamiento al consumo se duplicó en los últimos 7 años. Y es precisamente este cambio en la composición de la cartera del conjunto de entidades el que explica el fuerte incremento en el resultado de sus balances", observó en su último informe sectorial Reporte Económico.
Esta consultora, que dirige el economista Alejandro Banzas, observó que el vuelco hacia estos créditos estuvo en buena medida determinado por una política económica volcada en favor del mayor consumo. Y opina que se trata de una estrategia de alto rédito que les aporta a los bancos "resultados algo exagerados con relación a lo que los créditos que otorgan le está aportando en la economía real".
Andrés Méndez, de la consultora AMF-Economía, certifica que desde mayo de 2003 hasta la fecha los préstamos al consumo explicaron alrededor del 40% de expansión nominal de la cartera crediticia al sector privado.
Pero cree que son varios factores los que explican este fenómeno. "Tras la salida de la convertibilidad, el 70 por ciento de los individuos que operaban con bancos adeudaban menos del equivalente a 2,5 salarios, una cifra inusualmente baja. Paralelamente, quienes revestían en esa condición representaban la mitad de quienes en la actualidad adeudan créditos, ya que el sistema pasó de 4,4 millones de individuos en 2003 a 9,0 millones en la actualidad", indica.
"Es decir, cuando llega la recuperación, los bancos ingresan en ella con lo que se podría describir como una alta capacidad ociosa", explica.
La diversificación, otra clave
Para Méndez, la opción que los bancos tomaron por los préstamos al consumo se explica en la intención de atomizar la deuda en muchos deudores y en montos relativamente reducidos. "En un mercado laboral que crecía, y con una demanda ávida de consumo, los riesgos de impagos eran mínimos con buenos retornos en materia de tasa de interés".
Sin embargo, admite que la contracara del fenómeno fue el escaso desarrollo de las financiaciones más complejas y a mayor plazo, ya que reconoce que la dinámica de esta época "estuvo concentrada en el crédito de corto plazo tanto se trate de individuos como de clientes corporativos", por lo que admite que, más allá de alentar el consumo, la operatoria bancaria no derramó beneficios muy palpables sobre el resto de la economía real.
Para el Departamento de Estudios Económicos del Banco Ciudad, el crédito bancario al consumo alcanza hoy un nivel récord del 5% de la economía si al stock de préstamos bancarios personales se suman los fideicomisos financieros y los créditos que dan los comercios minoristas y mutuales. "En los últimos años se produjo un redireccionamiento hacia el consumo en detrimento de las líneas más largas. Así, los créditos prendarios e hipotecarios, que en la década pasada representaban 6% del PBI, hoy apenas llegan al 1,4%."
Pero, a su vez, por ese trasvasamiento a créditos más chicos, el crédito bancario al sector privado (empresas e individuos) muestra aún hoy la mitad de la dimensión que alcanzó en los años 90. "Si bien el crédito viene creciendo al 30 por ciento, el conjunto del financiamiento al sector privado representa 14% del PBI, tras llegar al 28,5 por ciento antes de la devaluación", observaron los analistas de esa entidad.
DESCARTAN QUE HAYA SOBREENDEUDAMIENTO
Pese a la fuerte expansión que mostró en los últimos años, los analistas no creen que las familias argentinas estén sobreendeudadas. Según datos de la consultora Deloitte & Touche, si se considera el stock total de créditos al consumo (incluyendo el financiamiento no bancario), la deuda promedio representa 1,8 ingresos mensuales, tras superar los dos salarios en 2008. Pero, como está en franca expansión (entre otras cosas, por la buena recepción que tuvieron los planes de 50 cuotas), se estiraría hasta 2,2 salarios en pocos meses. A su vez, los datos del Banco Central muestran que, sobre un total de 9 millones de deudores minoristas, el 80% de ellos adeuda montos inferiores a los $ 10.000. Incluso, la deuda bancaria promedio apenas supera los $ 3000 por cabeza. 

Fuente: La Nación