Crisis en la eurozona

La crisis bancaria castiga a los irlandese

lunes, 04 de octubre de 2010

Cerca de 35.000 millones de euros deberán pagar los contribuyentes para rescatar al sector financiero irlandés, pero cl costo total del salvataje puede llegar a los 50.000 millones de euros

Al tomar por fin la decisión de revelar al público la profundidad del problema del Anglo Irish Bank, el gobierno irlandés ha dado un primer paso -aunque pequeño y bastante tardío- hacia la búsqueda de una solución para la crisis bancaria irlandesa.

El plan de Dublín apunta a poner un límite a lo que los contribuyentes del país deberán pagar por la desenfrenada especulación y el amiguismo que en el Anglo hacía las veces de política de crédito. Se estima que el capital que deberá pagar el público llegaría a 29.300 millones de euros, lo que equivale casi a una quinta parte del total que Irlanda produce en un año. Otros 5.000 millones de euros pueden llegar a ser necesarios en caso de hacerse realidad escenarios lo suficientemente atemorizantes como para resultar realistas. Estas cifras asombrosas no deben verse como pérdidas futuras, sino como un intento por cubrir las pérdidas incurridas.

El intento es casi exitoso. Los activos incobrables se separarán de los depósitos para asegurar a los depositantes que no corren riesgo. Pero el mayor activo de este banco de ahorro será una emisión de bonos que hará un banco que deberá ir desprendiéndose de la basura de Anglo. El gobierno, que garantizará el bono, permanecerá enganchado si las pérdidas exceden, incluso, esta inyección de capital.

Las duras pruebas de esfuerzo hacen que esto resulte improbable. Pero la incertidumbre no es beneficiosa. El gobierno podría, al menos, tratar de subastar el libro de préstamos del Anglo entre privados, para salir del negocio bancario.

Dublín defiende el enorme gasto diciendo que cualquier otra cosa puede disparar el derrumbe del sistema bancario. Si ese temor es justificado, es parte responsabilidad del gobierno. Al permitir que la herida del Anglo se infectara, alimentó dudas sobre la salud de otras entidades, la posibilidad de apuntalarlos y, en realidad, de la capacidad de Dublín de pagar el servicio de su propia deuda.

Ahora esas dudas podrían debilitarse –o trasladarse a otros bancos. El gobierno incrementará su participación en Allied Irish Banks para ayudarlo a cumplir con los nuevos requerimientos de capital, que son más estrictos. Pero las pruebas de estrés aplicadas a AIB y a otras entidades son menos duras que las del Anglo. De modo que los mercados se preocuparán por la posibilidad de que, mientras se tapa un agujero, otros puedan agrandarse.

Dublín ha comprado tiempo en materia de política bancaria. Debería usarlo para establecer un régimen que pueda distribuir las futuras pérdidas bancarias más rápido y de manera más justa que en el caso del Anglo.

Aún así será muy poco consuelo ante el sufrimiento que se inflige a los ciudadanos irlandeses. Finalmente se está contabilizando la pérdida económica, falta ajustar cuentas en cuanto a la irresponsabilidad política que la hizo posible.

 

 

Fuente: El Cronista