La oferta de dinero / Marcó del Pont cambia su estrategia

Para validar la mayor emisión, el BCRA ya revisa plan monetario

viernes, 20 de agosto de 2010

Analiza elevar en $ 10.000 millones la meta anual de los medios de pago del sector privado

El Banco Central (BCRA) comenzó a analizar lo que allí definen como una "readecuación" de las metas contempladas en el plan monetario 2010 para ajustar el cálculo de sus agregados a la evolución que muestra la economía, admitieron fuentes confiables de esa entidad.
El argumento oficial es que los supuestos planteados en el presupuesto 2010, que la entidad había tomado como base para formular sus proyecciones monetarias y financieras, quedaron superados por la realidad, lo que los obliga a actualizar las metas para no caer en el riesgo de subestimar la demanda real de dinero.
Al elevar el supuesto de crecimiento de la economía del 2,5% (planteado en el presupuesto) a "entre 7 y 9 por ciento" (según el cálculo que arriesgó hace unos días su actual presidenta, Mercedes Marcó del Pont), el BCRA busca "legalizar" la emisión de hasta $ 10.000 millones "extras" de aquí a fin de año sin violar, en apariencia, criterios prudenciales.
Paralelamente, Marcó del Pont, que se había comprometido a respetar el plan monetario que heredó de la gestión Redrado aun en momentos en que la economía ya daba señales concretas de crecer por encima de lo estimado previamente, buscaría quitarse así de encima la acusación, cada vez más extendida entre los economistas, de estar al frente de una gestión que -por primera vez en los últimos años- hace un aporte concreto a un auge inflacionario.
El programa monetario (PM) 2010 establecía que los medios de pago privados (M2), el agregado más relacionado con la inflación, deberían ubicarse a fin de año en un rango que iría de los $ 185.798 millones a los $ 197.400 millones, es decir, con una expansión interanual del 12,1 al 19,1%. Partía de suponer un crecimiento del 2,5%; un saldo de la balanza comercial superavitario en US$ 14.000 millones, y un alza del índice de precios implícitos (IPI) del PBI del 8,8 por ciento.
Pero los últimos números muestran que ese delicado indicador ya está en el máximo anual previsto: al 6/8 había 197.100 millones entre lo que circula en calle y lo que está depositado en cajas de ahorro o cuentas corrientes bancarias y, por lo mismo, puede usarse como dinero.
Y esto se da en un contexto en el que a la habitual emisión de pesos por compra de dólares se agregará la emisión fiscal, dado que el BCRA ya definió que auxiliará al Tesoro girándole casi el 90% de las utilidades que obtuvo en su ejercicio 2009, pese a que casi todas ellas no son genuinas, sino financieras (ver aparte).
El objetivo es amoldarse
El compromiso de Marcó del Pont por cumplir con lo escrito se comenzó a romper el día en que su intento de "secar la plaza" apelando a una suba de encajes bancarios fue bloqueado desde la Casa Rosada por temor al impacto que la medida podía tener en la tasa de actividad, coyuntura que intentó capitalizar el ministro Amado Boudou para acorralar a la funcionaria, cuya continuidad en el cargo se definirá en apenas un mes.
Por eso en las últimas semanas intentó profundizar la política de esterilización y desalentar la venta de dólares, para tratar de retirar más pesos al tiempo en que emitía menos, aunque con resultados que no evitaban el actual desborde de las metas monetarias. De allí que ahora el BCRA se apreste a cambiar su estrategia. "Si ajustáramos el crecimiento al 7,5 por ciento anual, un rango del M2 privado de entre $ 195.000 y 207.000 millones sería razonable, manteniendo constantes el resto de las variables", juzgó el economista Nicolás Bridge, de la consultora Prefinex.
"No habría que escandalizarse si se ajustara la meta al crecimiento y la inflación no hubiera trepado. Pero la realidad es que la inflación se aceleró y el BCRA la está convalidando con este aumento en los medios de pago", advirtió Bridge, que cree que, a esta altura, lo que habría que debatir es el rol del BCRA: "Si bien es cierto que el uso de los targets monetarios ya había sido desvirtuado en los últimos años apelando a lo que conocemos como «contabilidad creativa», también lo es que esto tiende a agravar las cosas".
La cuestión por verse es si el relajamiento de las variables monetarias no retroalimenta las elevadas expectativas inflacionarias (no bajan del 25% anual), lo que constituiría todo un riesgo en un país ya diplomado en desbordes inflacionarios. 

Fuente: La Nación