Finanzas

La fiesta terminó y ahora los bancos europeos temen por el "efecto resaca”

jueves, 20 de mayo de 2010

Se emborracharon de alegría con las elevadas ganancias que daba el comprar deuda de países como Grecia, Italia, Portugal o España. Claro está que, en ese entonces, no se imaginaban que pudiera darse el “tsunami” europeo. Hay entidades que muestran pérdidas superiores al 30%. El ranking de caídas

 La crisis que azota al viejo continente no cede, pese a los intentos del Banco Central Europeo (BCE) y de la Unión Europea (UE) en tratar de encarrilar la situación.

Y ello impacta de lleno no sólo en las situación de los países y su deuda soberana. También en los bancos europeos, que ven que la fiesta terminó y ahora deben asumir los costos.


Tal situación se ve reflejada, ni más ni menos, que en sus cotizaciones bursátiles.

Así las cosas, en lo que va del año los más afectados, en cuanto a su desempeño en las bolsas, fueron los españoles. Tanto el BBVA como el Santander muestran derrumbes alarmantes, del orden del 30 por ciento.

 

Un escalón más abajo se ubican dos entidades financieras francesas, el Credit Agricole y el grupo Axa, que han perdido poco más del 20%, junto con el banco Dexia, de origen belga.

El motivo del descenso es muy sencillo: la elevada tenencia de deuda pública en su cartera. Y aquellos títulos que en épocas de fiesta les ofrecían excelentes retornos, hoy les representan un dolor de cabeza, y de proporciones.

¿Cuál es la cifra que genera temor? Los bancos comerciales europeos mantienen en sus carteras más de 2,8 billones de deuda soberana de Portugal, Irlanda, Grecia, Italia y España.

El riesgo que corren las entidades viene dado por un eventual incumplimiento o reestructuración de deuda por parte de éstos países, que impactaría de lleno en sus balances, pudiendo contagiarse al resto de la economía.

“Los países que los inversores presumen débiles imponen una externalidad negativa sobre la estabilidad económica de los otros países, incluyendo a Alemania y Francia, puesto que la recesión en Europa afectaría negativamente las tenencias de bonos en los balances de los bancos y alentaría una corrida bancaria en el corazón europeo”, advierte Jorge Avila, del CEMA.

En este sentido, un informe de la consultora FDI consigna que “el rescate a Grecia ya no alcanza para parar la crisis del Viejo Continente. El problema venidero es la posible implosión del sector bancario europeo, principalmente el de las tres potencias de la región, Alemania, Francia y Gran Bretaña”.

“Ello se debe al alto nivel de vinculación entre sus bancos y las naciones más endeudadas: Italia, España, Irlanda, Grecia y Portugal”, agrega el informe.

La situación en España


Lo que ocurre en España es más que elocuente para graficar la situación que atraviesan las entidades extranjeras. Tras el derrumbe bursátil de la última semana éstas se muestran muy reticentes a aumentar su exposición a ese país.

Según consigna el medio español El Economista, hasta el momento se vieron obligadas a no reducir sus tenencias, para no consignar cuantiosas pérdidas. Pero nadie asegura que no lo hagan, si se presentan nuevos episodios de pánico.

"Es lo mismo que pasa con las refinanciaciones inmobiliarias: los bancos no quieren poner más dinero, porque bastante mal la están pasando con la deuda que ya tienen y que no saben si podrán cobrar", explica un alto ejecutivo de una entidad española.

En el caso particular de las principales entidades francesas, algunas fuentes hablan de una "instrucción", desde los cuarteles generales de París, de no incrementar ni un euro la exposición a la deuda pública española.

Otras aseguran haber oído decir a ejecutivos de estas entidades que "cuanto antes haga default España, mejor para todos".

Portavoces de BNP Paribas y Société Générale niegan que exista un mandato en este sentido, aunque admiten que sus clientes y algunos fondos ya avanzaron en reducir posiciones en títulos de ese país.

Este movimiento va de la mano de la salida histórica de dinero de los fondos de renta fija en Europa (41.000 millones de euros en el primer trimestre).

El Estado español declara una deuda pública del orden de los 700.000 millones de euros, de los cuales:

El 20% está en manos de instituciones financieras francesas.
Un 21,6% en bancos alemanes.
Un 10% en entidades de Gran Bretaña.
El resto está colocado entre los bancos y cajas españolas, que incrementaron en forma exponencial sus tenencias a lo largo del año pasado, cuando se subieron al ya célebre “carry trade”, mecanismo por el cual tomaban fondos al 1% del BCE para invertir en bonos al 4%, ganando así la diferencia.

La escasa confianza de las entidades pone en duda el resultado de la colocación de deuda para el corriente año, que suma 226.000 millones de euros. De ese total, sólo se logró colocar menos del 20 por ciento.

El caso griego


La deuda pública que tiene Grecia en circulación asciende a un total de 296.000 millones de euros, según datos recopilados por Bloomberg.

De ese total, cerca del 70% está en manos extranjeras. Vale decir, cerca de unos 210.000 millones de euros estarían en poder de, mayormente, bancos.

Según las estimaciones realizadas por The Economist, en base a los datos del Banco Internacional de Pagos, las entidades francesas, suizas y alemanas serían las más expuestas a la deuda pública griega.

 

La banca francesa acapara casi el 25% del crédito exterior concedido al Gobierno heleno, la suiza el 21,1% y la alemana el 14,3 por ciento.

Para F. Díaz Villanueva, columnista del medio español CincoDías, “una suspensión de pago por parte de Atenas podría acarrear pérdidas de hasta 200.000 millones de euros a los tenedores de títulos, en su mayoría bancos”.

Según S&P, los inversores tan sólo recuperarían entre el 30 y el 50% del valor nominal de los bonos, en caso de default.

Hypo Real Estate es la entidad más expuesta, al poseer 8.000 millones de euros de deuda soberana y otros 2.000 millones en títulos.

Le sigue en el ranking el BNP Paribas, con 5.000 millones de tenencia de emisiones públicas y otros 3.000 millones de corporativas.

Después viene otro banco francés, Crédit Agricole, con 3.800 millones de deuda soberana y privada. Además es propietario del banco griego Emporiki.
La situación de Portugal

Al frente de la exposición en Portugal se sitúa, claramente, Dexia. Tiene nada más ni nada menos que 16.900 millones de euros de deuda lusa en su balance.

En tanto, Hypo Real Estate cuenta con 1.600 millones de títulos públicos y 3.700 millones de tenencias de otra clase.

Santander cuenta con emisiones helenas valoradas en 200 millones y con 3.300 millones en deuda lusa.
Las tenencias globales de los bancos

Santander es el principal tenedor de emisiones soberanas con 24.000 millones de euros en su balance.

A poca distancia aparece el Hypo Real Estate, con 20.300 millones en bonos privados y otros 2.700 millones en emisiones públicas.

A este ranking de alto grado de exposición le sigue Dexia, con 16.900 millones de euros.

Algo más lejos, pero con cantidades relevantes, está Commerzbank, con 9.800 millones de euros.

En tanto, el BBVA acumula 8.900 millones de deuda pública.

Barclays, que cuenta con una filial en España, reúne bonos soberanos valorados en 4.900 millones de euros.

Axa tiene otros 3.800 millones e ING, 3.000 millones.
La visión de las calificadoras
Standard & Poor's publicó recientemente un informe en el que constata la salida de capitales de la eurozona, a partir de la decisión de los fondos de reducir sus posiciones de deuda de países periféricos, sobre todo de Grecia, pero también de España, Irlanda y Portugal.

En tal sentido, el punto más alto de esta decisión lo tomó la mayor gestora de renta fija del mundo, Pimco, que comunicó que eliminó la deuda de España de sus carteras.

La calificadora Moody´s señaló que los sistemas bancarios europeos afrontan desafíos diferentes. Pero alertó de que "el riesgo de contagio podría diluir estas diferencias y plantear amenazas comunes y muy reales para todos ellos".

"Pese a afrontar una situación fundamentalmente diferente en comparación con Grecia, Portugal está ahora bajo un escrutinio especial de los inversores, lo que ha resultado en la decisión de revisar la calificación, para una posible rebaja, de todos los bancos portugueses", indicó.

En el caso de Italia, se destacó que "el sistema bancario había sido relativamente sólido hasta ahora". Pero, en las actuales circunstancias, "podría verse ante una situación de contagio, si aumenta la presión del mercado sobre su deuda soberana".

¿Cómo recrear la confianza?
La historia financiera reciente muestra que los bancos centrales juegan un papel cada vez más relevante en facilitar la salida de las crisis financieras. Sin embargo, esas monumentales intervenciones monetarias, que no son inocuas, generan serios cuestionamientos, tanto por el origen como por el destino de los recursos involucrados.

La forma elegida por el BCE vino a través de medidas “no convencionales”, que se refieren a su compromiso de comprar bonos públicos y privados de los países en dificultades, aceptándolos también como garantía para dar préstamos a los bancos privados, sin exigir determinados ratings de las agencias de calificación internacionales.

Para Hugo Scopetani, de Sudamericana de Inversiones, “no importa quien garantiza la deuda. Estos programas simplemente transfieren el costo de los bancos que cometieron el error de tener en sus carteras bonos de países insolventes a los contribuyentes del norte de Europa, y, en forma secundaria, a los del Reino Unido y los EE.UU., a través del FMI”.

“La verdadera pregunta que tenemos que hacernos es si a los grandes bancos europeos, que controla el BCE les será permitido violar las leyes que fueron establecidas en el Tratado de la Unión Europea”, sostuvo Scopetani, para agregar que “el artículo 122 prohíbe al BCE monetizar deuda por la compra de bonos de los Estados miembros”.

Con respecto al origen de los fondos, los costos multimillonarios de los rescates terminan siendo pagados por todos los ciudadanos, a través de limitaciones a su consumo presente o futuro.

En cuanto a los beneficiados, en el caso puntual del rescate europeo, la complicada situación de los principales bancos parece haber sido un elemento clave en el proceso de decisiones que terminó en el paquete de ayuda.

No por nada, el gobierno de Francia fue, casualmente, el que más hizo por activar el rescate griego. Sobre todo, si se compara con las crecientes reticencias mostradas por Berlín.

Fuente: iProfesional