FINANZAS

El dólar se despertó, inquietó a los inversores y el Banco Central tuvo que anestesiarlo

martes, 02 de febrero de 2010

Luego de un semestre de calma, en una jornada de expectativas tras la renuncia de Redrado al frente del BCRA, la divisa avanzó en las primeras operaciones. Sin embargo, la entidad monetaria hizo valer su poder de fuego y logró que retrocediera. Por qué lo hizo. Conozca los pronósticos de expertos

 Era demasiado bueno como para durar. La calma de un semestre en el precio del dólar había superado todos los ruidos políticos y las malas señales sobre el deterioro de la economía… hasta ayer.


El hecho de que el billete verde haya llegado a tocar un nivel de $3,87 no da espacio para dos interpretaciones. Según los expertos, hay una sola respuesta y es que la calma se alejó del mercado y esto inquieta a los inversores.

Ese deslizamiento, que alcanzó tres centavos en dos semanas, podría ser algo marginal en cualquier país. Pero tratándose de la Argentina, donde el dólar es el mejor termómetro del humor social, cada pequeña suba tiene una connotación política.

Aunque el volumen operado es todavía pequeño, y sólo representa un 30% de lo que llegó a moverse en momentos de conmoción nacional -como ocurrió durante el conflicto del campo- la demanda fue suficiente para obligar al “nuevo” Banco Central a intervenir con decisión, ante un mercado de capitales que sigue sus movimientos con marcada atención.

Sucede que, una vez develada la incógnita sobre el futuro de Martín Redrado al frente del Banco Central (BCRA), las dudas de los operadores giraron hacia cómo reaccionaría la autoridad monetaria ante un mercado ávido de divisas.

“De continuar esta elevada temperatura en el `billete verde´, son altas las probabilidades de que pueda llegar un frente de aire polar desde la calle Reconquista que serene los ánimos”, graficaba Carlos Risso, analista de Zonabancos.com, cuando la cotización había ganado dos centavos este lunes y era evidente que el mercado quería empujar el dólar hacia arriba.
Y poco tuvieron que esperar para encontrar una respuesta. Este lunes, luego de un arranque de la jornada en el que la presión de la demanda minorista llevó a una suba de las cotizaciones de la divisa a $3,87, el BCRA encendió el refrigerador y en sólo minutos logró que el precio cayera un centavo.

¿Cómo lo hizo? Muy simple. Apelando a la ya conocida fórmula que tan buen resultado le dio a la anterior gestión: operar en los mercados de futuro.

De esta forma, con su intromisión retomó la senda que había transitado desde hace ya largo tiempo, y que había interrumpido la última semana. Así, en su intervención que fue acotada y por un bajo monto, logró su objetivo.

 

 

“La estrategia del Central es tener posturas a tasas muy atractivas en el mercado de futuros, y con eso aplasta la cotización porque a los operadores les resulta atractivo vender en el mercado spot. Entonces, el dólar minorista también cae, aunque con algún rezago respecto del mayorista”, explicó Gustavo Quintana, analista de cambios de Portfolio Personal.

Desde el propio mercado, un operador que prefirió el off the record consideró que “más allá de las especulaciones, existe una regla de oro que se cumple a la perfección: el precio lo pone el Central y el riesgo lo corren los que compran o venden.”

“La entidad tiene los dólares y los instrumentos para hacerlo. En este caso, fue intervenir los futuros para lograr su objetivo”, concluyó.

En este escenario, la percepción generalizada es la de que el BCRA de la etapa post Redrado quiere dar una señal inequívoca al mercado: sigue con lupa el movimiento del dólar y está dispuesto a seguir actuando con decisión.

“Por ahora va a continuar controlado”, afirmó Juan Ignacio Di Santo, operador de Puente. Pero advirtió que el entorno internacional puede poner una nota adicional de presión sobre el billete verde: “El dólar se estuvo apreciando con respecto a todas las monedas en la última semana, con lo que es factible que suba con respecto al peso”.

La intervención del lunes se diferencia de lo ocurrido el viernes, cuando la entidad monetaria se corrió a un lado y no participó ni en el mercado al contado ni de futuros, convalidando así un alza de dos centavos para el dólar en el circuito mayorista.

En la rueda de este lunes el volumen negociado fue de unos u$s400 millones, un monto sensiblemente inferior al registrado en las últimas dos jornadas, cuando se negociaron u$s550 y u$s500 millones, respectivamente.

¿Por qué intervino el Central?
Esta es la pregunta de cientos de inversores y responde, básicamente, a dos razones fundamentales:

Porque desde la órbita del Ministerio de Economía consideran que, si bien es necesario llevar las cotizaciones de a poco, replicando el modelo de “flotación administrada” que impusiera Redrado, un salto de varios centavos puede generar dudas en los ahorristas.

De hecho, el ministro Amado Boudou afirmó que más allá de esta suba, "no va a haber ningún sobresalto" durante 2010. "Vamos a cuidar que sea un tipo de cambio competitivo. Eso es lo que permitió que las empresas en la Argentina tuvieran la protección necesaria y pudieran exportar", sostuvo el funcionario.

Asimismo, el funcionario recordó que "en el Presupuesto de este año, el tipo de cambio es de $3,95 por dólar, que es el tipo de cambio promedio para todo el año".

Porque el ahorrista argentino, que tiene una larga experiencia al respecto y es muy sensible a este tipo de subas, reacciona en una sola dirección: compra dólares.

Cuando se producen saltos en los precios, suelen cubrirse con mayores adquisiciones, a efectos de minimizar los costos que podría acarrear un movimiento sostenido de la divisa.
La última encuesta online realizada por iProfesional.com fue muy reveladora al respecto, ya que tres de cada cuatro lectores consideraron que, ante la crisis generada por el uso de las reservas, el país podría enfrentar una mayor inflación o mayor demanda de divisas. En tanto, el 27% restante consideró que no tendrá efecto sobre la marcha de la economía.

Los pronósticos ya hablan de un dólar más alto
El debate entre los economistas, cuando se habla del dólar, muestra dos dimensiones. La primera, si la divisa tiene que empezar a subir más de lo previsto como consecuencia de un año que se estima más inflacionario. Y la segunda se vincula con la oportunidad de hacer un ajuste.

En ese punto es donde surgen las voces de alerta: muchos expertos, incluso algunos que han abogado por un tipo de cambio elevado, advierten que mover el dólar en un momento de incertidumbre política puede ser una invitación a la temida corrida.

“Puede haber una suba del tipo de cambio por una decisión del Gobierno, pero la ubicaría hacia fines de año, no para los primeros meses. Cuando veamos que avance la inflación, quizás la probabilidad de devaluación sea más alta para recuperar competitividad”, concluyó Ramiro Castiñeira, especialista de Econométrica.

El problema es que, mientras tanto, la brecha entre inflación y devaluación se agranda, dando lugar a que la especulación aumente.

“Hay que evaluar si dejar subir el tipo de cambio implica darle la razón a quienes piensan que este directorio va a ser mas devaluacionista, lo cual traería mas presión cambiaria”, dijo Aldo Abram, titular de la consultora Exante.

Y agregó cuál es el riesgo de esta política: ”Hay toda una tendencia a pensar que si hay presión al alza del tipo de cambio, lo más acertado es convalidarlo, cosa de que no haya tanta demanda de dólares. Hay toda una teoría que apoya esa visión”.

Y afirmó que, de todas formas, “con el directorio actual del BCRA es más previsible un tipo de cambio real más alto, con lo cual la tendencia al alza debería ser más fuerte”.

De manera que uno de los principales puntos a definir por la nueva autoridad monetaria sería cuál es el momento oportuno para dejar deslizar al dólar.

Fausto Spotorno, economista jefe de Orlando y Ferreres, consideró que “este año va a cerrar arriba de $4, por una inflación que va en alza”.

“Si sale el Fondo del Bicentenario naturalmente va a haber menos respaldo para los pasivos del Central y eso va a generar presión alcista del tipo de cambio. Para recuperar el equilibrio, es natural que alguien piense que puede haber una devaluación”, agregó.

Por lo pronto, donde parece haber consenso es en que los sucesos de los próximos días darán la pauta de cómo seguirá el mercado.

Para Di Santo, el público espera una depreciación anual del 11%. Si hoy estamos a niveles de $3,84, de acá a un año valdría $4,27, que es el precio que se negoció el futuro a enero 2011”.

En tanto, Dionisio Corneille, desde la casa de bolsa que lleva su nombre, consideró que “todo parece indicar una posición más laxa y que habrá un manejo de acuerdo a cómo reaccione el mercado, tal vez llevando algún aumento en las minidevaluaciones“.

“De todos modos, podremos ver aumentos en la demanda de dólares por parte del público”, agregó Corneille.

Al respecto, Abram aclaró: “No me extrañaría que dejaran subir el tipo de cambio hasta donde nosotros creemos que debe estar y con eso cumplamos lo pautado para 2010”.

La bolsa, con extrema cautela
En los otros mercados, como el de acciones y bonos, donde el malhumor de los inversores había sido mucho más palpable a lo largo de todo enero, primó la cautela. Todo un síntoma de que, si bien estaba descontada la salida de Redrado del Central, todavía no se despejó la incertidumbre sobre la normalización del canje de deuda.

La cautela se vio reflejada en el escaso volumen operado. En ese contexto, el marcado bursátil terminó este lunes con una ganancia del 0,66%, apuntalada por las acciones de Petrobras.

Al cabo de la rueda sólo se movieron papeles por algo más de $25 millones, frente a un promedio que en enero superó los $56 millones.

Diferente fue lo ocurrido en el mercado de renta fija o de bonos, ya que de la mano de la suba del precio de la divisa, se produjo un salto en las cotizaciones que, en algunos casos, llegó al 4% frente a los cierres del viernes.

A contramano de lo que ocurrió en las semanas pasadas, las consultas de los inversores a los asset managers apuntaban ya no a si había que vender, sino más bien a cuándo sería el momento de volver a comprar bonos soberanos argentinos.

“Todos los que se asustaron ya salieron en enero, así que es difícil que veamos más caídas de bonos por la incertidumbre. Ahora hay muchos que razonan que los títulos están muy baratos y deberían rebotar. Nosotros recomendamos posiciones conservadoras, y tomar los bonos más cortos”, explicó Sabrina Corujo, jefa de research de Porfolio Personal.

Con respecto a qué pasará en el mercado de capitales en el corto plazo, Cornielle pronosticó la continuidad del desinterés en un mercado que sólo logra alcanzar los u$s10 millones o u$s12 millones diarios.

“Los bonos, por su parte, dependerán de cómo termina el tema del Fondo del Bicentenario y si se logra la aprobación de la SEC. De lograrse satisfactoriamente estos dos requisitos pueden dar un poco de aire”, agregó.

El impacto del dólar en otros mercados
En este escenario, los inversores saben que cualquier decisión que afecte a su portafolios debe ser tomada con un ojo en el movimiento del mercado de cambios.

“Como regla general, cuando se mueve el dólar, no se lleva bien con las tasas de interés y los bonos en pesos, ya que los rendimientos se ven afectados por el deslizamiento del tipo de cambio y un posible impacto en el nivel de precios”, explicó Juan Pablo Vera, de Tavelli y Cía.

“Distinta, claro está, es la conducta de los títulos en dólares, ya que canalizan la inversión de la renta fija, en detrimento de las series en moneda nacional”, agregó Vera.

“En el caso de las acciones, en algún punto constituyen un mejor refugio. Empresas con fuerte presencia en el exterior, flujos dolarizados y sólidos fundamentals, como Tenaris y Petrobras Brasil, representan una adecuada cobertura a la fluctuación del dólar. Aquellas con despachos al mercado externo (Aluar, Siderar, Indupa) también se verían a priori beneficiadas”, destacó el experto.

¿Y el "efecto canje"?
Según Abram, “en los bonos y acciones, va a pesar tanto lo que ocurra con el canje como la situación internacional. En la medida que se mantenga el optimismo global, la política monetaria será expansiva, que hace que los mercados tengan más presiones al alza, pero cuando se revierta, va a contraer la liquidez y los mercados se van a ver impactados”.

Con respecto a las tasas, sostuvo que "una política monetaria más activa de la misma manera que genera más inflación, genera menores tasas. Para bajarlas y que haya más créditos, hay más emisión, mayor liquidez en el corto plazo. Pero después se verifica más inflación”.

Castiñeira coincidió sobre el impacto que tendrá la suerte del canje de deuda. “La evolución de la renta fija depende más de eso que de quién es el presidente del Central”, expresó.

En tanto que Corneille prevé un escenario de tasas “totalmente negativas dentro de un contexto inflacionario como el que se está produciendo en la Argentina y que difícilmente busquen combatirlo con herramientas monetarias”.

Dólar, acciones, bonos, tasas…todo está siendo puesto en revisión en estos primeros días post-crisis del Banco Central.

Lo único claro hasta ahora es que el nuevo directorio, ejecutando la filosofía del Gobierno, mandó una señal inequívoca: tiene poder de fuego, y está dispuesto a usarlo.

Fuente: iProfesional