Finanzas Globales

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Blog con información sobre economía y finanzas internacionales, relacionados con los riesgos que afrontan las entidades bancarias

Un mundo contracíclico

Rodolfo Rapán

Por Rodolfo Rapán

jueves, 14 de mayo de 2009

La palabra contracíclico ha tomado auge en el mundo en estas épocas de vacas flacas. Se habla de medidas económicas contracíclicas para identificar las acciones del gobierno que tiendan a suavizar los efectos de la actual recesión. El mantenimiento de la oferta de crédito, la baja de impuestos y una mayor oferta de liquidez, son ejemplos de medidas anticíclicas que los gobiernos pueden adoptar.

Este concepto es el antónimo de procíclico. Recortar el gasto público, podría sonar a priori razonable en una situación de crisis. Ese es un ejemplo de una medida procíclica, es decir que acompaña o profundiza el ciclo económico. En un periodo de crisis donde los consumidores recortan su gasto si el Estado hace lo mismo no haría más que profundizar la crisis.

Ambos términos contienen implícito el concepto de ciclo económico, es decir que existen momentos de auge y depresión económica. Ahora bien, las posibilidades de la mayoría(*) de los gobiernos para realizar acciones contracíclicas durante la crisis depende en gran medida de las políticas contracíclicas que hayan tomado en los momentos de auge económico.

Para entender mejor esta idea podemos pensar que la crisis comienza a gestarse en el mejor momento del auge económico. En esos tiempos existe exceso de liquidez, por lo cual las tasas de interés bajan, incentivando una mayor demanda de crédito. Los bancos compiten por ganar mercado y probablemente relajan algunas medidas de control de riesgos. Todo esto impacta favorablemente en el consumo, que ante una oferta de productos limitada (al menos en un horizonte temporal corto) comienza a impactar en los precios hacia la suba. El termómetro de la inflación comienza a mostrar un par de líneas de fiebre pero nadie piensa en los problemas por venir. Ese es el momento de tomar medidas contracíclicas para, por un lado moderar y controlar ese crecimiento económico y por el otro generar reservas que otorguen “poder de fuego” para actuar en los momentos de crisis.

La teoría suena razonable pero la palabra contracíclico tiene mucho mejor marketing en la crisis que en el auge. La mayoría está de acuerdo hoy con bajar las tasas de interés que cobran los bancos. Pero seguramente muchos se opondrían si se subieran en el auge económico para moderar un boom de consumo. La decisión de destinar fondos a la constitución de un fondo anticíclico en lugar aumentar las jubilaciones y pensiones en el momento de auge seguramente será compleja de adoptar para cualquier poder político.

(*) Se menciona “la mayoría de los países”, en referencia tácita al gobierno de Estados Unidos, que hasta la fecha ha podido financiarse por medio de la emisión de bonos del tesoro a tasas significativamente bajas (por ejemplo 1% a 3 años). Esto es posible ya que hasta el momento los bonos del tesoro norteamericano son vistos como refugio por los inversores y con riesgo cercano a cero.