política monetaria del Banco Central

Dólar e inflación empujarán las tasas de interés para arriba y bancos se acercan al 29% por plazos fijos

miércoles, 05 de febrero de 2014

El billete verde oficial acelera, al igual que la suba de precios. Esto obligará a las entidades a pagar más para evitar que las colocaciones en pesos pierdan atractivo. Pero al dar un mayor premio, también se encarecerá el costo del dinero que prestan para consumo. Lo que viene, según analistas.

Fue un clásico de los '80: ante una caída en la demanda de pesos -y por consiguiente una mayor presión sobre el dólar- se respondía con una suba de las tasas de interés.

Si algún factor hacía que el billete verde tuviera un incremento adicional, entonces la tasa volvía a escalar, generándose así una peligrosa espiral.

Tres décadas después, las reminiscencias de aquella carrera "dólar versus tasas" se hacen cada vez más fuertes. De hecho, aun antes de la gran devaluación de enero, había empezado a quedar en evidencia un cambio en la estrategia del Banco Central, que después de haber mantenido una política de tipos de interés negativos para los depósitos bancarios -menores a la inflación- empezó a aumentar varios puntos la tasa de referencia en una clara señal de que estaba preocupado por la escalada del blue.

Ahora, con la perspectivia de un índice inflacionario que rozará el 30% y una suba del dólar oficial que ya se está previendo en 50% para este año -siempre que el Gobierno mantenga la situación relativamente controlada- obligarán a las entidades a pagar más por los depósitos, habida cuenta del riesgo que implica que más personas busquen salir de la moneda local para dolarizar sus tenencias.

En todo caso, lo que empieza a quedar en evidencia es lo que muchos economistas venían advirtiendo desde hacía tiempo: que no hay forma de sostener indefinidamente una política económica en la cual los precios y el tipo de cambio van siempre por encima de las tasas de interés, condenando a los ahorristas a perder poder adquisitivo.

"Fue este desalineamiento grosero de tasas lo que paralizó las exportaciones, aceleró las importaciones y las cancelaciones de deudas en divisas agudizando la sangría de reservas en los últimos dos meses. Incluso fue esta dinámica la que generó una caída en los depósitos a plazo fijo en pesos", argumenta el influyente Miguel Bein.

"Es evidente que los particulares buscan refugio en el billete verde y en determinados bienes, algo que no sólo es perjudicial para la liquidez del sistema, sino también porque se genera una mayor presión sobre el tipo de cambio y la inflación", afirma Aldo Pignanelli, ex presidente del Banco Central.

Condenada al alza

Para los analistas más escuchados de la city, el panorama que se avecina es tan claro como preocupante. La tasa de referencia Badlar (que es la que se paga por los depósitos mayoristas y es a partir de la cual se encolumnan los restantes tipos de interés) está condenada al alza.

Según estima Bein, se elevará a niveles de al menos 27% anual en el corto plazo, respecto del 21% en el que cerró diciembre. El incremento "se volverá inevitable, porque el Gobierno tendrá que otorgar más incentivo al ahorro en moneda local para frenar el drenaje de divisas, luego de la pérdida de reservas del año pasado", afirma.

De hecho, el Banco Central resolvió el lunes ajustar otros 300 puntos básicos las tasas de interés que paga a los bancos en las Letras en pesos de 70 y de 91 días al 28,5% y un 28,8% respectivamente.

Y el incremento ya acumula 900 puntos básicos desde el martes pasado, cuando el BCRA devaluó fuertemente y decidió profundizar este mecanismo.

El objetivo es que las entidades puedan trasladar ese mismo aumento a los retornos que pagan por sus plazos fijos a los ahorristas.

Desde hace ya varios años, los ahorristas que colocan su dinero en plazos fijos son "castigados" al recibir un rendimiento que no compensa la suba de precios, lo que no hace otra cosa que fogonear la mayor demanda y consecuente suba del blue.

A la escalada alcista del billete informal se le ha sumado otro factor, vinculado con el alza de "su colega", el dólar oficial.
Ocurre que, por más que los funcionarios del Gobierno se esfuercen en transmitir el mensaje de que el tipo de cambio ha encontrado su nuevo nivel de equilibrio en los $8, se hace evidente que hay una fuerte presión hacia devaluaciones adicionales, lo cual también obliga a un mayor premio para quedarse posicionado en pesos.

Es por ello que, en estos días, uno de los indicadores económicos más populares es el ritmo de pérdida de reservas del Banco Central, que en los últimos días se acercó a la marca de u$s200 millones diarios.

Todo para arriba

El fuerte incremento de estas tres variables (blue, oficial e inflación) no escapa a los ojos de los ahorristas y empresas, lo que se refleja en el volumen de colocaciones de los plazos fijos.

El año pasado, el rendimiento corrió varios puntos por debajo, pese a la suba de la tasa de referencia Badlar, que pasó de un 12% a un 24%.

Aún así, el incremento resultó insuficiente, en comparación con lo sucedido con el dólar oficial (que se elevó punta a punta un 32%) y el paralelo (cerca de un 50%).

Dólar acelera, se frena el plazo fijo

Desde que asumiera el nuevo "equipo" de Cristina (Kicillof, Capitanich y Fábrega) y se incrementara el alza de la divisa oficial, los plazos fijos comenzaron a evidenciar síntomas negativos en cuanto a su crecimiento.

Desde el 22 de noviembre se produjo una salida de fondos del sistema de unos $4.000 millones (2% de las colocaciones del sector privado).

La cifra no es, de por sí, alarmante en comparación con el volumen total. Pero su importancia tiene más que ver con si este descenso viene a ser la antesala de una tendencia que pueda acelerarse, restar liquidez y sumar preocupación en el mercado.

El nivel de liquidez del sistema no es un asunto menor. Por el contrario, forma parte de la agenda de temas que preocupan a los banqueros.

Es que a esta caída de fondos se le suma otra cuestión: desde hace ya bastante tiempo los depósitos vienen creciendo bastante menos que los préstamos que otorgan las entidades (vía créditos prendarios y tarjetas como principales exponentes).

"La liquidez es un tema que nos suma preocupación", afirma un importante ejecutivo del sector financiero. "En 2012 la relación entre depósitos y préstamos había sido más pareja. En 2013, se redujo la materia prima disponible para prestar", agrega.

La inflación mete la cola

En un contexto de aceleración inflacionaria y ajuste devaluatorio brusco, mantener los niveles de tasas de interés cerca del 22% no parece ser la mejor defensa contra el peso.

De hecho, la fuga de divisas comenzó a acelerarse cuando los plazos fijos comenzaron a pagar muy por debajo del ritmo de aumento del dólar, allá por 2011.

"En los últimos años las tasas no subieron en términos reales respecto a la inflación, quedaron iguales o bajaron", resume Facundo Martínez, economista jefe de MyS Consultores, firma que dirige Carlos Melconian.

En tal sentido, los rendimientos de las colocaciones no pudieron equiparar a la suba de precios y perdieron cerca de 7 puntos porcentuales (18% contra 25%).

¿A cuánto deberían subir entonces las tasas para proteger a la moneda local? Martínez afirma: "Para que tenga algún efecto deberían ubicarse entre un 25 y un 30%".

Efecto colateral de una suba

La pregunta que surge entonces es por qué si se busca proteger al peso (para evitar que se conviertan en dólares) no se "induce" a que los bancos paguen más.

El problema es que elevar los tipos de interés no es gratis: al ofrecer un mayor premio por el stock de dinero que reciben, también cobran un costo más elevado por el dinero que prestan, lo que afecta el nivel de consumo y de actividad.

En rigor de verdad, desde que tomara las riendas del Banco Central, Fábrega ha impulsado una suba para proteger a la moneda local.

El tema ha generado una polémica interna en el Gobierno, porque el ministro Axel Kicillof siempre se ha manifestado en contra de este tipo de medidas, por considerarlas de corte "ortodoxo" y con efectos recesivos sobre la economía.

En su visión, cualquier alza repercutirá de inmediato en el costo del crédito bancario, lo cual incidirá negativamente en los niveles de consumo. De hecho, el incremento de la tasa de referencia Badlar de estos últimos meses derivó en un encarecimiento de las distintas líneas de crédito.

Hoy día, las entidades llegan a cobrarles a los particulares un 40% por adelantos en cuenta corriente, créditos personales y tarjetas de crédito. Este encarecimiento no sólo es por la suba de la tasa de referencia Badlar. También influye la menor liquidez del sistema (depósitos que suben más que los préstamos) y otras cuestiones no menores:

• La exigencia del Gobierno a los bancos para que presten a tasas subsidiadas a las Pyme un pequeña parte de su cartera.

• El tope impuesto por la administración K a las comisiones bancarias en algunos de los servicios que ofrecen.

Estas restricciones buscan ser compensadas por las entidades encareciendo el resto de las líneas que ofrecen.
"Las tasas de los préstamos tienen tendencia a la suba, porque compensan por esta vía sus mayores costos, al no poder aumentar las comisiones bancarias", señala el analista Luciano Cohan.

La influencia del blue

Habitualmente en el arranque del año suele haber un importante reflujo de fondos al sistema bancario. Sin embargo, para este 2014 los analistas muestran cierta preocupación por lo que pueda suceder con los plazos fijos.
Esto tiene correlato inmediato con lo que está sucediendo con el dólar blue, que continúa rebelde pese a los intentos oficiales de "plancharlo" con la apertura parcial del cepo cambiario.

Mientras más suba, mayor es la tentación de particulares a dolarizarse, lo que significa un riesgo para los bancos en cuanto a pérdida de colocaciones.

En este contexto, la interpretación que hacen los economistas es que el foco oficial debería estar puesto en moderar la emisión y en hacer más atractivos los plazos fijos.

No obstante, hay escepticismo respecto de las posibilidades de controlar al dólar blue si el Gobierno insiste en utilizar solamente a la suba de la tasa de interés, en vez de enfocarse en las distorsiones de la economía.

Andrés Mendez, de la consultora AMF, plantea una distinción: "La suba de tasas está de alguna manera administrada por el Banco Central. En cambio, el dólar paralelo tiende a subir por simple juego de oferta y demanda".

Es que el blue ya tiene su propia dinámica, vinculada con el nivel de reservas, el total de dinero circulante y la relación entre ambos, que en la jerga es conocido como dólar de convertibilidad. Es decir, cuántos pesos hay por cada billete verde de respaldo en el BCRA.

En cuanto a la Badlar, Gastón Rossi, director de la consultora LCG, afirma: "Por más que las tasas se hayan elevado siguen siendo bajas frente a la inflación".

Y agrega: "Más allá de la dinámica del blue, la expectativa de depreciación del tipo de cambio oficial es alta, lo que genera una presión adicional para que el costo del dinero aumente".

"Este encarecimiento tendrá un claro recorrido alcista, lo que afectará el consumo y la inversión", concluye el analista. 

Fuente: iProfesional