El Blog del Viajero

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Blog con experiencias de un viajero por el mundo

Europa del Este. Capitales Imperiales: Viena, Budapest y Praga

Ricardo Maero (h)

Por Ricardo Maero (h)

miércoles, 03 de marzo de 2010

Generalmente cuando uno realiza un viaje a su regreso encuentra una pregunta típica como: - ¿Cuál de las ciudades que visitaste te gustó más? La verdad que esa respuesta siempre me es difícil darla, y más aún cuando se visitan ciudades tan distintas y tan “únicas”.

El viaje empezó el 24 de diciembre, aéreo desde Bologna a Bratislava (Rep. Eslovaca) y desde ahí bus a Viena (aprox. 80km). Lo primero que uno resalta de Viena es la majestuosidad de su arquitectura.

Seguramente a medida que va leyendo y si “tiene el mapa en su cabeza” se preguntará por que Viena, Budapest y Praga y no en un orden geográfico lógico, haciendo Praga, Viena y Budapest o empezando desde el sur, Budapest, Viena y Praga. La respuesta es que somos un grupo de estudiantes y las ofertas aéreas, de trenes y de alojamiento deciden el orden de los factores, creemos que “sin alterar el producto”.

Viena deslumbra, la “Viena Imperial” es única y recorrerla en nuestro primer objetivo. El Palacio Imperial Hofburg paraliza. Este palacio hasta 1918 fue el centro de los emperadores Habsburgo, hoy residencia presidencial, alberga una serie colecciones que merecen ser visitada. El museo Sisí, la Cámara de la Plata donde encontraremos colecciones de vajillas imperiales y la Cámara del Tesoro, donde entre otras cosas encontraremos la corona imperial del Imperio Sacro Romano (hacia el año 960). Algo que ha quedado pendiente en observar el ballet de Limpizanos en la escuela española de equitación. Este “picadero” barroco, histórico y tradicional tuvo su origen en darles a los jóvenes Aristócratas un lugar para desarrollar la equitación.

El Ayuntamiento o Municipalidad con su plaza llena de “puestitos” navideños dan un color distinto a la ciudad y nos obliga a un chocolate caliente o algún postre típico de Austria. El edificio de estilo neogótico mide aproximadamente 100 metros (incluyendo la torre) y es de los más bonitos y pintorescos de la ciudad.
El Parlamento Austríaco también merece ser visitado, posee al ingreso la estatua de Palas Atenea, la diosa griega de la paz y el conocimiento. Sobre sus manos sostiene a Niki, la victoria alada (quien haya visitado el Louvre la vio seguro). Las dos rampas que dan acceso a la puerta principal están adornadas con monumentos dedicados a hombres de los Estados griegos y romanos.
Se nos acabó el tiempo en Viena, Hungría es nuestro próximo destino.
Al llegar a Budapest por momentos uno parece estar viviendo bajo la orbita soviética. Las calles, los medios de transporte amortizados, los edificios, etc. transmiten una nostalgia que la hace única. Esta ciudad que surge en 1873 tras la unificación de tres ciudades (Obuda, Buda y Pest) llegó a ser la segunda en importancia del Imperio Austrohúngaro después de Viena. Sabido es que luego de la primera guerra mundial Austria renuncia a los derechos sobre la monarquía Austrohúngara y se constituyó el Estado Húngaro Independiente. Recientemente Hungría en el año 2004 ingresó a la Unión Europea, sin embargo no esta dentro de la Euro zona y conserva su moneda (florines). Para empezar si uno llega a la nochecita lo que recomiendo es dar una vuelta por el Puente de las Cadenas y maravillarse tanto con el puente como con el Castillo de Buda iluminado.

El puente es una de las postales clásicas de Budapest, antes de su inauguración en 1849 el río Danubio solo se podía cruzar en barco o caminando cuando las temperaturas eran tan bajas que las aguas se congelaban. Dicho puente fue bombardeado durante la segunda guerra mundial quedando finalmente restaurado como se lo ve hoy día hacia fines de 1949, es decir 100 años después de su inauguración. Ahí mismo se encuentra el Castillo de Buda que albergó a los reyes de Hungría y por eso se lo conoce también con el nombre de Palacio Real. Dicho Castillo “no puede dejar de ser recorrido” y se puede acceder por medio de un Folicular que permite al mismo tiempo una vista panorámica de la ciudad que estremece.

Siguiendo el curso del Danubio se llega al Parlamento. Un parlamento que es el tercero en tamaño después del de Rumania y el de Argentina y que demostró en 1902 con su inauguración el poderío económico que había.

La opera, el bastión de los pescadores y el mercado central tampoco pueden dejar de visitarse. Por ultimo recomiendo la Plaza de los Héroes. Dicha plaza fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO y sus estatuas conmemoran a los líderes de las 7 tribus fundadoras de Hungría. Al llegar a la estación de Budapest para tomar el tren a Praga uno ve en cada rincón de la terminal ferroviaria, una postal que se repitió en cada espacio público que hemos visitado y es la cantidad de gente (de todas las edades pero principalmente gente mayor) que pasa horas y horas jugando al ajedrez.

Al llegar a Praga el paisaje cambia drásticamente. Y ni que hablar si uno aparece de Golpe en la Plaza Central, donde uno se siente verdaderamente en un cuento de hadas, con calles, comercios y la arquitectura propia de la era medieval. Contar la Historia de la actual Rep. Checa llevaría varios capítulos, sintéticamente y tomando una línea cronológica breve, podemos decir que al igual que Hungría, la actual Rep. Checa formaba parte del Imperio Austrohúngaro. Con la caída del imperio luego de la Primera Guerra Mundial se crea el nuevo estado de Checoslovaquia y la ciudad de Praga es declarada capital. En el año 1930 el ejército Nazi invade el país creando un protectodaro. Al finalizar la guerra, Checoslovaquia pasa a quedar bajo dominio soviético, obviamente con un régimen comunista. ¿Cuántas idas y vueltas en tan solo 30 años, no? En el año 1989 se produce la conocida “Revolución de Terciopelo” en alusión a que fue pacifica, sin violencia logrando de esta forma la Republica Checoslovaca la independencia de la U.R.S.S. Finalmente en el año 1993, se divide el territorio en Rep. Checa, cuya capital es Praga y Rep. Eslovaca cuya capital es Bratislava. A este proceso divisional se lo llamo “Divorcio de Terciopelo” considerando que al igual que en la “Revolución de Terciopelo” no hubo violencia.

Volviendo a la Plaza Central podemos quedarnos maravillados con la Iglesia Nuestra Señora de Tyn, de San Nicolás y el edificio municipal. En dicho edificio municipal se encuentra el famoso Reloj Astronómico de Praga, construido a fines del 1400 y la leyenda dice que las autoridades municipales le “sacaron” los ojos al creador para que no pueda construir otro igual en ninguna parte del mundo. El reloj marcaba las orbitas del sol y de la luna, guiando y marcando los tiempos para las cosechas, como así también los signos del zodiaco y demás.

Si caminamos unas cuadras hacia el Este encontraremos El Rudolfinum, edificio de arquitectura neorrenacentista que es la sede de la orquesta filarmónica Checa. Cuando estuvimos nosotros vaya casualidad se presentaba el gran músico argentino Daniel Barenboim. Siguiendo un poco más llegamos al famosisimo Puente Carlos. Este puente de 500 metros de largo, el cual era transitado por carruajes a mediados del 1300 posee varias estatuas dignas de admirar sobre sus costados y es el lugar apropiado (si no hay mucha gente) para detenerse un momento y observar el baile de las gaviotas al ras de las olas.

Nuestra estancia en Praga tampoco se privó de ver el Barrio Judío con el monumento al genial Franz Kafka e interiorizarnos el macabro plan que tenía Hitler en caso de ganar la Guerra. La Plaza de Wenceslao donde se proclamó la ya mencionada “Revolución de Terciopelo” y el Castillo de Praga, cuya construcción se inició en el S. IX y donde hoy el presidente de la republica tiene su despacho. Todos estos puntos son imposibles de dejar de conocer para toda aquella persona que tenga la posibilidad de visitar esta magnifica ciudad.

La historia en Europa del Este se terminó y repasando la pregunta inicial, sigo sin poder decir que ciudad me gustó más. Lo que si sé, es que si algún día puedo volver, la elegida será Budapest.